En un Estado de Derecho Constitucional y Democrático, autentico, no debería haber abusos de quienes ostentan el poder, porque todos aquellos que ejercen un cargo de elección popular tienen el deber de tomar protesta y jurar guardar y hacer guardar la Constitución política y las leyes que de ella emanen a nivel Federal y lo propio en los ámbitos estatal, municipal y organismos autónomos, pero este ritual parece ser solo un simple formulismo, en los hechos hay quienes tiene poder y quien no lo tiene y en este juego se cometen muchas injusticias, arbitrariedades, violaciones a los derechos humanos y hasta atrocidades. La ley del más fuerte se impone.
En el caso de la detención del Fiscal de Morelos, a todas luces, ha sido un hecho lleno de irregularidades jurídicas, de abuso de poder y exceso de la fuerza pública porque ha prevalecido un interés político. Como morelense y ciudadano mexicano me siento indignado. Pero esto es lo que hay.
Como analista político, coincido plenamente con los artículos periodísticos de Héctor de Mauleón “La operación federal para cobijar a Cuauhtémoc Blanco y destruir al fiscal de Morelos y el de Mario Maldonado “El caso del fiscal de Morelos, Cuauhtémoc y la investigación en EU” ambos artículos publicados en el periódico Universal de fecha 07/08/2023. Dichos periodistas dan cuenta de la guerra de intereses políticos que están en juego en la detención del fiscal. El asunto no es jurídico es político y de fuerza de poder para proteger, al peor gobernador de Morelos, según las evaluaciones del desempeño de los gobernadores realizadas por el periódico Financiero, Ranking de gobernadores y México Evalúa.
Bajo estos acontecimientos, me parece oportuno hacer la siguiente pregunta: ¿Quién o Quiénes se benefician con la detención del Fiscal de Morelos?
Al parecer fue una decisión calculada con varios efectos políticos: El primero, para fortalecer al gobernador de Morelos y quitarle a un fiscal incomodo que le ha iniciado varias carpetas de investigación por diferentes delitos que hay en su contra y sustituirlo por un fiscal a modo.
El segundo, para oxigenar la posición política de Claudia Sheinbaum y concederle la razón en el caso del feminicidio de la joven Ariadna Fernanda y darle una bandera política ante las feministas del país obtener más popularidad.
Tercero, mandar un mensaje a los ministros de la SCJN, en el sentido de que el otorgamiento del fuero constitucional al Fiscal de Morelos no tiene efectos en los organismos autónomos e imponer el apotegma “a mí no me vengan con el cuento que la ley es la ley”.
Y cuarto, mandar un mensaje de fuerza policiaca a todos aquellos adversarios de la 4T, para demostrar que nadie está a salvo y que la justicia o el Estado de derecho están subordinados al poder del interés político del hombre más fuerte de este país.
A los simples mortales que pensamos que no tenemos poder, más vale que tomemos conciencia que los ciudadanos sí tenemos poder y que lo cedemos con nuestro voto a quien nos representa. Ejercerlo con conocimiento pleno nos puede salvar de aquel a quien se lo otorgamos y el día de mañana no abuce y se exceda con ese poder.