Ayer le preguntaron al Presidente su opinión sobre la resolución del INE de “censurar, bajar, borrar los reportajes de los aspirantes de la cuarta transformación del Sistema Público de Radio y Televisión de su gobierno”.
Lejos de cuando menos fingir sorpresa por el uso faccioso de medios que pertenecen al Estado, no a su partido, López Obrador contestó:
“Pienso que hay que revisar con mucha seriedad las facultades del INE y el Tribunal Electoral para que no se afecten derechos y que no se invadan facultades que corresponden a otros Poderes; que se garantice la libertad, el derecho de manifestación, que no se límite a nadie el expresarse”.
Y es que la Comisión de Quejas y Denuncias ordenó al área que preside el activista Jenaro Villamil retirar del Canal 14 y las redes del oficialismo las biografías propagandísticas de las corcholatas.
Con las mismas coartadas “libertarias”, ¿esas redes y ese canal además del 11 (dizque “del IPN”), el “cultural” 22, Tv UNAM y el Instituto Mexicano de la Radio, plagados de mensajes morenianos de odio, transmitirían perfiles igualmente lacayunos de los precandidatos de la oposición?
La desatinada concepción del periodismo, de los medios estatales, de la republicana y democrática separación de Poderes, del derecho a disentir y de las instituciones autónomas, también se refleja en la facciosa defensa de los corrosivos nuevos libros de texto:
El fallo “corresponde a estos organismos que vienen del antiguo régimen y hay que respetar sus decisiones (…). Falta limpiar de corrupción el Poder Judicial (…). Acaba de dar a conocer un ministro de la Corte que no se pueden distribuir los libros de texto en Chihuahua. Estamos ante un caso especial de una gobernadora muy reaccionaria, conservadora, irresponsable y politiquera que presenta una controversia y un ministro deshonesto muy conservador y muy adversario nuestro ordena que no se distribuyan”.
A pesar de que carga con el vergonzoso señalamiento de haber ejercido violencia política de género contra Xóchitl Gálvez, AMLO se refiere a la panista Maru Campos (a quien ha difamado atribuyéndole la mentira de no querer tropas federales en su entidad) y calumnia al constitucionalista Luis María Aguilar, de cuya reconocida honorabilidad no parece tener idea.
Y volvió a violar la ley entrometiéndose en lo que no debe:
“Por eso estoy llamando a que los ciudadanos piensen en que hace falta seguir avanzando en la transformación del país y que hace falta la renovación del Poder Judicial, que lo mejor es que jueces, magistrados y ministros sean electos por el pueblo (como el fracasado modelo de Bolivia). Que, así como se elige al presidente, así como se elige a los diputados, a los senadores, se elija a los jueces, magistrados y ministros. Eso va a requerir de una reforma (…), se necesita una mayoría calificada; es decir, no mayoría simple (…). ¿Quién va a decidir esto? El pueblo (…). Es fundamentalmente votar por el proyecto de nación…”.