Morena alista todavía los últimos detalles para la encuesta que definirá a su candidato presidencial. El partido de Andrés Manuel López Obrador ha tenido una ardua negociación para seleccionar este jueves a las encuestadoras a cargo de las mediciones. Aún no se ha revelado públicamente cuáles serán. El dirigente de la formación guinda, Mario Delgado, salió a dar un mensaje para apagar los fuegos que han surgido esta semana tras los reclamos de Marcelo Ebrard a la cúpula partidista y a su rival Claudia Sheinbaum. El excanciller acusó el uso de recursos públicos para la campaña de la exjefa de Gobierno de Ciudad de México, un “acarreo monumental”, la difusión de estudios falsos de opinión, una guerra sucia en su contra y la interferencia de la Secretaría del Bienestar en la contienda a favor de Sheinbaum. Esta noche, su representante no firmó los acuerdos para escoger a las encuestadoras, en una nueva escalada de las tensiones.
“No debían ser siquiera incorporadas en la tómbola, se llevó a cabo el proceso y lamentablemente salieron algunas de las casas encuestadoras de las que nosotros habíamos manifestado nuestra inquietud”, dijo Malú Mícher, representante de Ebrard a los medios. Mícher dijo que iban a presentar una petición formal al Consejo Nacional para revisar la selección. “Las cosas van a ir fluyendo”, agregó.
El anuncio se tenía planeado después de que los representantes de los aspirantes tuvieran una reunión a puerta cerrada para negociar las reglas del juego en la encuesta. Estaba previsto que el sorteo de las encuestadoras y las últimas negociaciones no duraran más de una hora, pero la encerrona se prolongó por más de cuatro horas, lo que alimentó las versiones de que el acuerdo estaba siendo mucho más difícil de lo que se esperaba. Y de que las tensiones aún son patentes. Los resultados aún no son definitivos.
“Se fue sacando boleta por boleta y se estableció un orden de prelación del 1 al 10. Posteriormente, se seleccionó a cuatro encuestadoras diferentes, propuestas por cuatro aspirantes diferentes”, señaló Delgado. “Es decir, solo fue seleccionada una casa encuestadora por cada aspirante, un aspirante no podía tener sus dos casas encuestadoras propuestas”, agregó. El presidente del partido reconoció que varias encuestadoras no cumplieron con los requisitos. Será hasta este viernes cuando se analizará una vez más que las casas elegidas cumplan con las condiciones pactadas.
Ebrard entendió que tenía que echar el resto en la recta final y atender la última llamada para intentar ganar la encuesta, cuyos resultados están previstos para el próximo 6 de septiembre. El exsecretario reconoció que se está jugando más de cuatro décadas de trayectoria política en los 10 días que quedan de la etapa de recorridos y lanzó varios dardos contra Sheinbaum. Será el 28 de agosto cuando las corcholatas de Morena y sus aliados, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México, pongan sus campañas en pausa para que inicie el levantamiento de la encuesta madre y los cuatro estudios “espejo” que reflejen las preferencias de la población. “En los últimos días, vemos un incremento del acarreo, brigadeos por parte incluso de servidores públicos, campaña sucia e intimidación”, afirmó en una conferencia el miércoles en Ciudad de México.
Esa misma noche, el aspirante divulgó un audio de WhatsApp, cuya autenticidad fue confirmada por sus colaboradores, en el que pedía a sus simpatizantes estar alertas ante prácticas fraudulentas para evitar que gane la candidatura y supuestas amenazas a la población de que perderán los apoyos sociales si no gana Sheinbaum. “Ayúdenme a que defendamos la limpieza del proceso y que se respete la libre voluntad de las personas”, se escucha decir al aspirante. También puso en la mira a la dirigencia de Delgado, a quien acusó de ser omisa y permitir “una simulación” en el proceso interno.
Sheinbaum dijo que los señalamientos de Ebrard eran falsos. “No ha habido acarreo, no ha habido recursos públicos, lo niego absolutamente”, declaró a los medios de comunicación. La exfuncionaria compartió su respuesta en una publicación titulada “Unidad” y agregó que ella no iba a hablar mal de otros contendientes. “Todos hacemos falta en este proyecto, lo más importante es el proyecto de transformación”, comentó. López Obrador dijo que Ebrard está “en su derecho”, pero defendió que los funcionarios de su Gobierno no han intervenido. “No hay dedazo”, afirmó.
Ricardo Monreal, que también se ha quejado de un “piso disparejo”, fue el único que se hizo eco de los reclamos de Ebrard entre los otros cuatro aspirantes y comentó que la denuncia sobre falta de equidad en el proceso se tenía que atender. “Estamos a tiempo de corregir, teniendo presente que el valor político superior que la y los participantes debemos conservar es la unidad del movimiento transformador”, expuso el senador. El diputado Emmanuel Reyes Carmona, aliado del exsecretario, dijo que ya alistan las demandas legales contra el “acarreo” y las “prácticas prianistas”, y aseguró que hay unos 80 legisladores que han cerrado filas con él.
En cambio, Gerardo Fernández Noroña, diputado por el PT, señaló que Ebrard está “desesperado”. Aseguró que las críticas eran en realidad un mensaje de despedida para sumarse a “Movimiento Desahuciado”, como se refirió para burlarse de Movimiento Ciudadano, un partido en el que el exsecretario ya militó. Pese a las especulaciones, él dice que por ahora no tiene pensado salir de Morena. Jorge Álvarez Maynez, coordinador de la bancada naranja en la Cámara baja, dijo que presentó una denuncia a partir de los dichos de Ebrard sobre el desvío de recursos públicos ante el Instituto Nacional Electoral.
Adán Augusto López consideró que fue una “falta de respeto” que Ebrard asegurara que los demás aspirantes ya no tenían chances de ganar. Esta semana, sin embargo, resurgió un viejo video del exsecretario de Gobernación, en el que denunció que el delegado de la Secretaría del Bienestar en Tamaulipas repartió despensas a cambio de que los ciudadanos no fueran a una asamblea suya. El reclamo es de principios de julio y también va dirigido al gobernador, Américo Villarreal, que se ha pronunciado a favor de Sheinbaum.
Antes de su mensaje más reciente, Delgado compartió una carta abierta a la militancia en la que pidió a los aspirantes ―no se refirió a Ebrard por nombre― que respetaran el proceso y apelaran a la unidad del movimiento. “La dirigencia de Morena ha actuado de manera imparcial y transparente”, sostuvo. La misiva también estuvo firmada por el gobernador Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional del partido. “Esto nunca se ha tratado de una lucha por cargos o candidaturas, es mucho más que eso”, se lee en el documento. Horas antes, el excanciller ya había intentado blindarse ante los cuestionamientos que iban a acarrear sus dichos. “Nunca he sido un traidor”, dijo.
En el centro de la polémica, que irremediablemente ha manchado el proceso con el que el bloque gobernante ha intentado legitimar la sucesión, están las encuestas. Sheinbaum aparece como la puntera en la mayoría de los estudios realizados de forma presencial, a partir de entrevistas en vivienda. Ebrard dice que tiene otros datos y ha defendido otros sondeos a partir de llamadas automatizadas, las “encuestas robot”. El exsecretario achacó las “trampas” a que “está arriba” en la intención de voto. Algunos analistas afirman lo contrario: dicen que tuvo ese exabrupto porque “está abajo”.
Será precisamente a partir de otra encuesta, la que encargue Morena, como se definirá al candidato o candidata. Y serán otras cuatro mediciones “espejo”, a cargo de cuatro empresas escogidas por sorteo, las que corroboren los resultados o aticen los choques entre los punteros. Dependerá mucho de cómo se presenten las cifras y de las diferencias que existan entre cada medición. “Solo hay dos opciones: es Claudia o yo”, dijo el exsecretario, en un último intento por cerrar la contienda e inclinar la balanza a su favor.
“En Morena seguimos trabajando para fortalecer nuestro proceso interno: que sea incluyente, que sea transparente y que dé certidumbre a todas y todos los participantes, porque tenemos que cuidar la unidad”, zanjó Delgado. Ebrard, Sheinbaum, Morena y todos los implicados, incluido el presidente, se juegan mucho en los próximos días, que serán clave en la sucesión, incluso cuando aún faltan nueve meses para las elecciones presidenciales.