Marcelo Ebrard ha denunciado que en la competencia interna de Morena por la candidatura presidencial, le están haciendo una elección de Estado.
Acarreo, una secretaría federal echando la casa por la ventana, pago de cuadrillas que van por el país diciendo a quién quiere ver ganar el Presidente, gobernadores, alcaldes y la dirigencia de Morena apoyando a quien dice el Presidente, compra de encuestas, de bardas, de espectaculares, de clientelas.
Es lo peor que ha visto en la materia, dice Ebrard. Y conste que ha visto todo.
Ebrard no está descubriendo América, pero es muy importante que en su caso, como en todos los casos, las trapacerías de las elecciones de Estado sean denunciadas y queden a la vista del público.
Si de algo se trató la democracia mexicana del último medio siglo, fue de terminar con las elecciones de Estado: evitar que un gobernante y su aparato dijeran quién iba a ser el nuevo gobernante, nuevo dueño del aparato.
En el proyecto regresivo del presidente López Obrador, donde gobierno y partido son sólo apéndices, el instrumento clave a restaurar es el de las elecciones de Estado.
Es el instrumento que Morena usa en sus elecciones internas desde que es partido y el que trata de imponer en todas las elecciones externas, desde que es gobierno.
El truco de las elecciones de Estado internas han sido las misteriosas encuestas que todos sabemos quién diseña y decide.
Los mecanismos de las elecciones de Estado externas, incluyen todo el repertorio del antiguo PRI, pero practicado con un impudor, un descaro y una sonoridad presidencial, que el PRI nunca soñó.
Ebrard denuncia la elección de Estado interna que lo afecta, y de su denuncia puede decirse todo, menos que está inventando lo que dice.
No inventa, describe. Describe lo que hacen en el partido al que pertenece, el gobierno al que ha servido y el presidente al que ha sido leal.
Describe lo que hemos visto hacer a ese partido, a ese gobierno y a ese presidente desde que empezaron su camino al poder, y lo que están haciendo ahora y harán en los meses siguientes para conservar el poder ganado y refrendarlo en las elecciones de Estado de 2024, a como dé lugar.