"Todo el mundo parece vivir bien aquí en Mónaco".
Roger Moore
MÓNACO.- Sí, Max Verstappen, el piloto neerlandés, tiene su residencia legal en este principado. También su rival británico Lewis Hamilton. Aquí residen también los tenistas Novak Djokovic, Alexander Zverev, Daniil Medvedev y Stéfanos Tsitsipás. Charles Leclerc también vive en Mónaco, pero bueno, él es monegasco. No es, sin embargo, el suave clima mediterráneo lo que atrae a tantos deportistas de todo el mundo, sino el régimen fiscal.
El Principado de Mónaco no cobra impuesto sobre la renta a sus residentes. Tampoco a las empresas que deriven 75 por ciento de su ingreso en el principado, lo cual exenta a casi todas las empresas pequeñas. Las compañías con ingresos del exterior superiores al 25 por ciento pagan un impuesto a la renta de 25 por ciento. El principal ingreso del principado proviene de un impuesto al valor agregado de 20 por ciento, con reducciones en algunos productos, y de la operación del Casino de Montecarlo, una casa de apuestas. El principado también cobra impuesto predial y un gravamen a la compra-venta de inmuebles. No hay en Mónaco impuesto a las herencias cuando los herederos son descendientes directos del fallecido.
Mónaco es el segundo país más pequeño del mundo, después del Vaticano, con una superficie de solo dos kilómetros cuadrados. Es posible recorrerlo completo en una caminata a buen paso de media hora. Tiene una población, según el censo de 2019, de 39,100 habitantes. Es uno de los países más prósperos del mundo, con un producto interno bruto per cápita de 234,317 dólares en 2021, según el Banco Mundial. El simple hecho de que el principado no cobra impuesto sobre la renta a las personas lo convierte en un imán para millonarios que viajan constantemente y que reciben ingresos de muchos lugares del mundo. Es también uno de los lugares más caros para vivir; un pequeño apartamento cuesta tanto como una mansión en casi cualquier otro lugar, pero el gobierno subsidia la vivienda de la mayoría de los ciudadanos.
Mónaco ha tenido que pelear para conservar el régimen fiscal que le ha generado prosperidad. En 1962 fue objeto de un bloqueo por parte del gobierno francés de Charles de Gaulle, ya que el príncipe Raniero se había negado a cobrar impuesto a los ciudadanos franceses que se refugiaban en Mónaco para escapar a los altos impuestos franceses. En 1963 el príncipe tuvo que ceder y hoy los ciudadanos franceses que residen en Mónaco tienen que pagar impuesto sobre la renta al fisco francés. La OECD, por otra parte, tuvo durante años a Mónaco en su "lista negra" de paraísos fiscales, pero a partir de 2010 dejó de estarlo, no porque haya cobrado más impuesto, sino porque impuso requisitos de transparencia que permiten a países como Estados Unidos, que cobran impuesto a sus ciudadanos sin importar donde los generen, saber cuáles son sus circunstancias financieras. El principado tiene ya, de hecho, acuerdos fiscales con los principales países del mundo.
Mónaco es un país demasiado pequeño para ser indicativo de las políticas económicas o fiscales que puedan aplicarse en países de mayor tamaño. Pero el principado muestra que un régimen de bajos impuestos puede servir para crear una sociedad próspera. También comprueba que un país puede utilizar el juego como una forma de financiación importante para su gobierno.
Lo interesante es que, sin impuestos directos, Mónaco ha logrado construir una sociedad satisfecha. Lo es para los millonarios que han encontrado aquí un paraíso fiscal, pero también para los monegascos que se benefician del ingreso que generan estos millonarios residentes extranjeros.
· MUERTES
Casi todos los países del mundo registraron muertes excedentes en la pandemia, pero la cifra de México, 801,342 de 2020 a 2022 en canales endémicos según el INEGI, se ubica entre las más elevadas del mundo. En buena medida esto fue responsabilidad de Hugo López-Gatell, el subsecretario de Salud, que estableció las políticas de salud durante la crisis.