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Graco-Congreso: complicidad ratificada

La presencia del desgobernador Graco Ramírez en la apertura del nuevo período de sesiones del Congreso del Estado ratifica, principalmente, la complicidad que hasta ahora los ha unido y, peor aún: que se niegan a reconocer las reformas atentatorias de diversos grupos sociales, a los que ambos poderes tienen encima.

Esto implica que seguirán hasta el final con sus bajos objetivos, al costo político y social que sea, ante lo cual los morelenses ya quedaron advertidos.

Graco dice que él no eligió a los legisladores, pero omite explicar la manera como consiguió volcarlos a su favor y divorciarlos de la sociedad que votó por ellos. Y lo mismo debe decirse del Poder Judicial, así como numerosos ayuntamientos y organismos supuestamente autónomos e independientes.

Los llamados a los grupos opositores al régimen al diálogo, cuando éste equivale a la subordinación predominante, son inadmisibles, porque siguen plagados de la amenaza y el chantaje, principalmente a la Universidad, lo mismo que los transportistas, volcando sobre ellos la culpa de su incapacidad para construir un verdadero diálogo democrático.

Con la obstinada persistencia de esta postura de Graco y del Congreso demuestran que no importa que los universitarios se queden sin clases por tiempo indefinido y que se paralicen las actividades económicas de la entidad si comienza la cacería de concesiones contra los colectiveros. Todo, con tal de derribar a los opositores y, además, echarles la culpa de la crisis política que vive la entidad por el desgobierno y la ausencia de representación de la sociedad.

Es comprensible, por tanto, por qué el Frente Amplio Morelense ha buscado un interlocutor mayor, a la altura de las circunstancias, o al menos lo hace con esa intencionalidad al desconocer a Graco y al Congreso como entes democráticos y capaces de negociar. De ahí la intervención de la Secretaría de Gobernación, aunque como en otros casos sólo sirva para alargar el conflicto, con ello la crisis, hasta lograr el desgaste de los opositores.

Sintomático de este inicio de sesiones es que:

1.- Graco, que había desdeñado al Legislativo, ahora que concretaron la alianza contra el pueblo de Morelos, acude a ratificar con ellos su complicidad y que no abdicarán de sus objetivos, así tengan que reprimir a la sociedad, a la que no ven ni oyen.

2.- Que el inicio de sesiones no se llevara a cabo en el recinto legislativo, en repudio de la actual Legislatura, carente ya de legitimidad en su actuar, porque cuántos tiranos en Sudamérica llegan al poder por la vía democrático-electoral, para después apoderarse de las instituciones e imponer su voluntad.

3.- Que el fuerte dispositivo de seguridad y policíaco dispuesto por ambos poderes para garantizar que se realizara la sesión, demuestra que no importan las formas, sino la satisfacción de sus afanes, y una grave advertencia de recurrir al garrote contra cualquiera que se oponga a sus objetivos.

4.- Que las amenazas de desalojo violento de sectores sociales que tienen tomado el Congreso estuvo latente en todo momento, como advertencia de la herramienta que usará el desgobernador, avalado por el Legislativo.

5.- Que al margen de no fijarse agenda para los siguientes meses, demostraron que para ellos lo urgente es doblegar a los adversarios, vía lo económico, garrote e instituciones de por medio.

Para la sociedad queda claro que Ejecutivo y Legislativo no van a variar su estrategia de opresión, y que pocas expectativas hay de que la Secretaría de Gobernación sea el salvoconducto para poner freno a las atrocidades por venir.

El futuro, entonces, está en manos de la sociedad…

 

 

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