SOMBRERAZOS
Domitilo Evangelista Díaz
Una Visión Morelos autoritaria, ocurrente, necia… y ratera
Fue un 2 de septiembre como hoy pero del año 2004, cuando murió María Antonieta Estrada Cajigal Ramírez. Sin ella, como factor de equilibrio familiar que era, sin duda en mucho se debilitó el de por sí frágil (en varios aspectos) gobierno encabezado por su popular hermano Sergio Alberto.
Desde su cargo como presidenta del Sistema DIF Morelos, la labor que realizó fue importante, pero no la única: Tonieta, como le decían, no se hizo al ser funcionaria, desde antes participaba ya en grupos de voluntarias y de trabajo social.
Siempre accesible y la mayoría de las veces sonriente, podemos decir que más que una inmensa obra, dejó un gran recuerdo, en mucho al morir de tan sólo 45 años. Tras su muerte no tardaron en aparecer grupos sociales, de la tercera edad, de mujeres y de discapacitados, que tomaron su nombre para identificarse, pero también hubo inmuebles como centros de rehabilitación y escuelas de preescolar o kínder en municipios como Tepalcingo y Tlaltizapan, que recibieron su nombre (municipios, por cierto, donde nunca ha gobernado el PAN).
En Cuernavaca, no fue sino hasta el jueves 8 de enero del 2007, cuando el entonces gobernador Marco Adame Castillo, inauguró el kínder María Antonieta Estrada Cajigal Ramírez, que es sobre todo para hijos de trabajadoras y trabajadores al servicio del estado. En el evento, en el cual también estuvo Ernesto Peque Esponda (a quien por supuesto le enviamos un abrazo solidario), compañero de vida de Tonieta, el mandatario se expresó así:
“María Antonieta Estrada Cajigal Ramírez, una mujer morelense que supo acreditar con creces su cariño y amor a esta tierra, que durante su vida trascendió las circunstancias propias del entorno familiar y político para desarrollar un trabajo que dejó sembrado a lo largo y ancho del estado a favor de los niños, la mujer y las familias morelenses”.
Valga todo este recuento, para tratar de entender en qué afectaba al actual gobierno del estado que encabeza Graco Ramírez, o a la presidenta del DIF Morelos, Elena Cepeda, que el centro educativo llevara el nombre de la hermana del primer gobernador de alternancia en el estado, para –lo peor- llamarlo ahora “Kinder Visión Morelos”. A infinidad de morelenses aún les dice mucho el nombre de María Antonieta Estrada Cajigal Ramírez, ¿a alguien le dice algo “Visión Morelos”?
Ciertamente, las diferencias entre Sergio Estrada y el hoy mandatario son de sobra conocidas, pero quien inaugura el kínder es Marco Adame, cómplice en muchas cosas de quien hoy desgobierna Morelos y también enemigo político de Estrada Cajigal.
Ahora bien, si esta será una tendencia nueva del actual Ejecutivo estatal para intentar trascender más allá de lo que dure su gestión, ¿por qué no bautizar con el nombre que prefieran, las obras, educativas, de infraestructura o de cualquier tipo, que ellos mismos realicen? ¿Por qué cambiar el nombre a algo ya establecido? Podrían llamar “Visión Morelos” al estadio de Zacatepec, o a la hoy Arena Teques, o al “renovado” Jardín Borda, o a la calle Ricardo Linares, o a la Plaza de Armas, o al próximo museo Juan Soriano, o a la Econoza, ya que de inicio todas tienen en común el sello de este gobierno: son monumentos a la corrupción y a la opacidad.
Para muchos esto podría ser intrascendente, pero para otros es tan sólo la confirmación del estilo personal de gobernar de Graco Ramírez: autoritario, impositivo, ocurrente, necio y ratero. Recordemos que lo mismo hizo con el Palacio de Gobierno, hoy “Casa (blindada) de Morelos”, con el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos, mejor conocido como CIDHEM, que graduará a sus últimas generaciones para dar paso al Colegio de Morelos y hasta con el propio escudo del estado.
Todos los anteriores son cambios de oropel, de ocurrencia, de nombre, de mera forma, no sustantivos. Así, igual que como es la “Visión Morelos”
