“Un director de orquesta puede querer seguir siendo director si hay orquesta (pero) si de repente la orquesta se va, el director de orquesta tiene que saber si es más la perspectiva y la vanidad de seguir siendo director de orquesta, aunque no haya orquesta”, le dijo Beatriz Paredes a Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula.
La metáfora fue a propósito del desventurado comentario del dirigente del PRI, Alejandro Moreno, sobre algo que, pese a ser cierto, no debió oficializar, porque el proceso de selección no ha culminado: que las encuestas no la favorecen, asomando que quería pedirle declinar a favor de Xóchitl Gálvez.
Ante tal escenario, la supuesta favorecida y en realidad perjudicada tuvo la categoría de comentar:
“Es una mujer chingona, echada para adelante, una política de la A a la Z, y estoy segura de que eso de que la presionen no es algo que va a funcionar (…) y, si Beatriz es la que sale adelante, yo me sumaría a ella (…). Me quedo con lo que ella dijo el sábado en Mérida, de que quería llegar hasta el final del proceso”.
Y le reiteró “todo el reconocimiento y todo el respeto, mi amistad y cariño. Nos llevamos muy bien, nunca hemos tenido ninguna agresión. Ella me superapoyó cuando fui comisionada de los pueblos indígenas. No tengo más que agradecimiento para Beatriz en la vida…”.
Sin embargo, tiene razón Dulce María Sauri:
“Beatriz y Xóchitl son solistas y el director es el Comité Nacional Organizador. Si Beatriz se baja, la orquesta seguirá sonando, pero desafinada. Y si se cancela la parte final del proceso, será una sinfonía inconclusa”.
Más:
“Beatriz Paredes está equivocada en la asignación de personajes. La partitura (música) la crearon partidos y organizaciones sociales; las y los ejecutantes son millones de ciudadanas y ciudadanos que creyeron en el método”.
La precipitación para dejar a Xóchitl como precandidata única del frente opositor tiene diversas lecturas, las principales son:
a) dizque vacunar la selección contra la intervención del morenismo en el proceso para contaminarlo, y
b) no llegar a la consulta ciudadana del domingo, porque la logística ha sido compleja para el comité organizador y muchos de los dos millones 300 mil que debieran votar no saben aún dónde hacerlo.
En el primer caso, ¿cómo evitar que se entrometan cuatroteros, si a Miguel Ángel Mancera le dijeron que siete mil de las firmas que recabó fueron de morenistas y que en las recabadas por los demás aspirantes hubo como 80 mil?
¿Qué garantía se tiene de que entre las 2.3 millones aceptadas no se hayan colado morenistas?
En la segunda hipótesis, lo que habría privado es una pésima organización.
Como sea, para la oposición lo lamentable es que su precandidata la decida un partido en el que ni siquiera milita y no la sociedad civil que ha venido participando en el proceso de selección, por lo visto, de manera secundaria y no decisoria.
Contra lo inicialmente anunciado pesó la máxima fatal: si a una orden le sigue una contraorden, el único resultado posible es el desorden...