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ESTRATEGIAS

¿A quién beneficia la Feria de Tlaltenango?

Corría el año 1720. Una tarde del último día de mayo, el mes de las flores, cargando una bien guarnecida caja, se presentaron dos mancebos que, al parecer, venían de Acapulco. Descansaron de su carga en el portalón de la hostería, donde antaño estuviera la hacienda e ingenio de Cortés.

Los dos jóvenes preguntaron por una casa de huéspedes y les informaron de la de doña Agustina Andrade. Allá se dirigieron siendo bien recibidos y esmeradamente alojados en el mejor aposento. En la estancia, donde descansaron su secreto arcón sobre una mesa compuesta de dos tablones sostenidos por dos troncos de árbol.

Al día siguiente se despidieron de doña Agustina rogándole que cuidara de su valioso arcón, constituyéndola depositaria hasta su próximo arribo. Pasaron varios días, doña Agustina estaba muy intrigada, alimentando la ilusión y abrigando la esperanza de que los gallardos jóvenes volvieran.

Pues sucedió una noche, sin poder dormir, se levantó a tomar aire y acertó a pasar junto a la famosa habitación. Y fue dulcemente sorprendida por una música celestial que salía del cuarto, por los resquicios del arca salían hilos de luz tan vivos y blancos como los de un lucero; además de las notas musicales y de la bellísima luz, exhalaba la cajita un exquisito perfume, a veces como de nardo, unas ocasiones como de sándalo, otras como lináloe.

El secreto no pudo seguir más. Habían pasado dos meses, finalizaba agosto. Por lo que ya decidieron dar parte a las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas.

Cuando con mano temblorosa por la emoción Fray Pedro de Arana (encargado del convento franciscano, hoy Catedral) levantó la tapa del arcano arcón, apareció ante la vista de toda la hermosísima virgencita en acojinada felpa y nívea seda con ribete buriel y azul. El nimbo luminoso que circundaba sus inmaculadas sienes despedía vivos resplandores que invadían toda la estancia.

Sensiblemente todos doblaron las rodillas, postrándose de hinojos en el suelo, dilatando sus pupilas y enfocaron sus retinas para captar célica belleza.

El Guardián del convento y párroco de Cuernavaca aprovecho la concurrencia para anunciar la feliz llegada de la Virgen de Tlaltenango porque aquí quiso manifestarse. Con inefable ternura ofreció volver al día siguiente para que se celebrara una solemne misa y empezar el rezo de su novena que terminaría el 8 de septiembre, el día en que la Santa Iglesia recuerda y festeja a la Santísima Virgen en el Misterio de su gloriosa Natividad.

Lo anterior ocurrió hace 303 años según lo escribió Iván Rafael Rodríguez Martínez en la página Pueblo de Tlaltenango. Pero el pasado 15 de agosto, un grupo de vecinos del poblado de Tlaltenango de Cuernavaca “corrió a gritos y sombrerazos a Michel Quecho, ayudante municipal de esta colonia, emanado de MORENA, por la controversia que ha generado la feria 2023 de este lugar”, reportó el portal” Pulso Político”. 

En el video difundido en Facebook, se observa a un hombre vestido de guinda al que le gritan todo tipo de improperios. Y al parecer el color de su ropa no es casualidad. Michael Quecho Zárate es miembro activo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), al igual que su antecesor José Daniel Vázquez Hernández. 

Desde siempre, la Feria de Tlaltenango ha sido la “manzana de la discordia” entre pobladores de Tlaltenango. No se sabe a ciencia cierta cuánto dinero genera por concepto de renta de espacios y otros ingresos, pero se habla de cientos de miles de pesos.

En 2013, durante el trienio de Jorge Morales Barud, el Ayuntamiento de Cuernavaca intentó destituir al entonces ayudante municipal, José Daniel Vázquez Hernández, acusado de no dar cuentas de alrededor de tres millones de pesos que se generaron en la edición 2013 de la Feria de Tlaltenango.

El aludido aseguró que no fueron tres millones de pesos los que se generaron, sino únicamente poco menos de millón y medio, mismos que fueron utilizados para festividades posteriores, todo ello comprobable a través de recibos simples (y por lo tanto falsificables), y que quien se llevó dinero fue la tesorera Lourdes Ortega, a quien denunció penalmente ante la entonces Procuraduría de Justicia.

En el 2021 no hubo feria por la Pandemia y al año siguiente lo organizó nuevamente el ayudante municipal, sin que se haya transparentado en qué se gastó el dinero que ingresó.

Por eso es que, en julio pasado, los pobladores realizaron una asamblea para elegir a quienes integrarán el “Comité de Festejos”. Quedó de tesorera María Patricia Rodríguez Flores, cuya filiación partidista desconocemos, pero estamos seguros que morenista no es.

Obviamente que el ayudante municipal desconoció tal órgano representativo y recordó que en diciembre del año pasado se designó a un comité para que comenzara a organizar la feria del 2023, por lo que pretendió comenzar a cobrar los espacios de la avenida Emiliano Zapata.

En la sesión del Cabildo del pasado 26 de julio, se dio cuenta sobre los acuerdos a los que llegaron 160 participantes de la asamblea, quienes se apegaron a sus usos y costumbres, por lo que el alcalde José Luis Urióstegui Salgado reiteró que el Cabildo de Cuernavaca no tiene injerencia en la toma de decisiones autónomas que los llevan a la celebración de esta festividad.

Entrevistado al final de la sesión, Urióstegui fue duro contra el ayudante municipal Michael Quecho Zárate:

“No ha rendido cuentas ni al ayuntamiento, ni a la población, eso es parte de lo que lleva a la molestia y determinación de la comunidad de asumir directamente el manejo de la feria en esta ocasión… Debe rendir cuentas y sobre eso, la comunidad debe avalarse o no avalarse, no se hicieron los pagos de los derechos y genera un crédito por cobrar”, declaró ante los medios de comunicación.

Por su parte, el secretario del Ayuntamiento capitalino, Carlos de la Rosa Segura, ha sido contundente en sus oficios dirigidos al ayudante:

“Se le conmina al cumplimiento de sus facultades y atribuciones antes expuestas, toda vez que la normatividad aplicable a la materia no considera dentro de ella que es facultad o atribución la de realizar, cobrar o de organizar algún tipo de ferias o festividades, por lo que hago de su conocimiento que en caso contrario se procederá ante la instancia competente”, dice la misiva firmada de recibido por el aludido Quecho Zárate el pasado 15 de agosto.

Y esa instancia competente es el Ministerio Público. Por si pensaba organizar algo para mañana, que es la inauguración de la feria.

HASTA EL LUNES.

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