En ese horizonte, Claudia Sheinbaum será la candidata de la alianza oficialista, zarandeada por la ruptura de Ebrard, pero firme en la posición que le ha construido el Presidente.
Xóchitl Gálvez será la candidata presidencial del Frente Amplio por México, como consecuencia de un proceso que gana valor comparado con el desaseo en que termina la contienda oficialista.
La ruptura de Ebrard abre la posibilidad de su propia candidatura en Movimiento Ciudadano, que ha esperado con paciencia este momento y tendrá algo que decir respecto de él.
Esa tercera candidatura, que hasta ahora parecía para el gobernador neolonés, Samuel García, es ahora una opción para Ebrard, en un enroque muy rumorado, hace mucho tiempo.
La pregunta es a quién beneficiaría esta tercera candidatura. No parece una oferta ganadora, sino una tercería minoritaria llamada, creo yo, a quitarle votos a la oposición más que al oficialismo.
Pleitos aparte, reales o simulados, vista objetivamente, la ruptura de Ebrard amplía la cancha para las maniobras electorales del oficialismo, que, con Marcelo como candidato en MC, podría jugar en los terrenos de la oposición sin perder gran cosa en los terrenos de Morena y sus aliados.
Pienso que lo que se vaya a la oposición a través de Movimiento Ciudadano, regresará más fácilmente al acuerdo con un gobierno morenista que lo que se vaya con el Frente Amplio por México.
No estoy diciendo que todo esto haya sido fríamente calculado y diseñado por los jugadores, en particular por Ebrard, Dante Delgado y el Presidente.
Sólo digo que el tablero resultante de la ruptura de ayer abre un flanco propicio al oficialismo, le devuelve oxígeno a MC y abre una rendija impropicia para el Frente Amplio por México.
Refiero una impresión del momento, cuya posibilidad puede disolverse en el aire con la misma premura que se creó.
Dependerá de que Ebrard consuma la ruptura con Morena en los próximos días o de que la detenga, para negociar con más fuerza ,desde adentro, lo que le habían ofrecido, y algo más.
Lo verá el que viva.