Un paso gigante y la patraña del bastón
El país machista por excelencia en el hemisferio occidental, México, tendrá presidenta de la República el próximo año.
La polarización política que vivimos no debe impedir que valoremos el avance cultural alcanzado, luego de que los dos grandes bloques eligieron a una mujer como candidata presidencial.
En México se asesina a 10 mujeres todos los días por el hecho de ser mujeres, y 27 por ciento de la población (dato de Parametría) considera que la violencia contra las mujeres es causada por ellas.
Pues bien, en la boleta electoral tendremos a dos mujeres y una de ellas será presidenta de México.
Dicho lo importante, veamos:
¿Cómo que el Presidente entregó el “bastón de mando”?
Lo que tiene que entregar el 1 de octubre del próximo año es la banda presidencial, a quien gane las elecciones de junio.
El país no se rige por los usos y costumbres que nos quiera imponer un mandatario, por poderoso que sea.
Cuando recibió la banda tricolor, AMLO no juró cumplir ni hacer cumplir sus caprichos, que de esa fecha en adelante se han convertido en leyes no escritas. Ya son usos y costumbres.
Él debe cumplir con la Constitución, que le impone obligaciones, deberes y límites.
Dijo el martes que entregará “el bastón de mando”, como símbolo de “ceder la responsabilidad de cuidar a los pobres”.
Su periodo termina en un año y dos semanas, ¿qué responsabilidad está delegando?
Lo del bastón es una vacilada y se le toma en serio, se reproduce de manera acrítica.
Si se está refiriendo a que Morena tendrá candidata presidencial, es un tema partidista completamente fuera de lugar en una conferencia en Palacio Nacional.
Y no guarda relación alguna con sus deberes constitucionales.
Sus usos y costumbres violan de manera recurrente la Constitución, ¿y quién se lo demanda?
Ay del juez, ministro de la Corte o tribunal que le recuerde los límites legales de su poder, porque agrede su reputación, busca dañarlo con sanciones y les quita presupuesto para dejarlos inoperantes.
Si vamos un poco al contenido de la ceremonia del “bastón de mando” que entregó el Presidente para que Sheinbaum asuma la responsabilidad de defender a los pobres, es vacilada, una tomadura de pelo.
Él no ha cuidado a los pobres.
De haberlo hecho no habría dejado a 30 millones de ellos sin acceso a servicios médicos y en manos de consultorios y farmacias privadas.
Ni se habría reducido la matrícula escolar en un millón 570 mil estudiantes. Siempre había crecido el número de alumnos, salvo en la Revolución y ahora que gobierna el defensor de los pobres.
La otra patraña es el mitote de su viaje a Sudamérica.
Dijo el Presidente que irá a Chile en avión de la Fuerza Aérea porque no quiere volar el espacio aéreo de Perú por temor a que le hagan una majadería.
¿Qué le pasa?
¿En qué cabeza cabe que van a tirar o bajar a fuerzas un avión comercial porque ahí viaja él?
Si eso lo tomamos como “normal”, ya es responsabilidad nuestra.
Ni con electrochoques reaccionamos.
El Presidente no va al Senado a la entrega de la Medalla Belisario Domínguez por miedo a Lilly Téllez.
Y ahora no pasa a 10 mil metros sobre el suelo peruano por temor a “una majadería” de la presidenta Dina Boluarte.
Hemos ido de ocurrencia en ocurrencia y al parecer una parte de la población se contagió de la fiebre y el delirio del emperador y su corte, como en el cuento de Andersen.
O algunos hacen como que creen en los artificios de la imaginación presidencial, y aplauden luego de seguir los juegos más descabellados.
Cultivo, le llaman en Yucatán.
Los empresarios que compraron boletos para la “rifa del avión” (que no se rifó) en 20 millones de pesos cada uno, se destornillan de risa en el viaje inaugural (que no inauguró nada) del Tren Maya.
Un tren que taló árboles de la selva, destruyó mantos acuíferos, ecosistemas, y sobre ese ecocidio tiró cerca de 400 mil millones de pesos sin beneficios para las comunidades.
Y el Presidente, con esos invitados a bordo, beneficiarios de asignaciones sin concurso de una obra inútil cuyos gastos solventamos todos sin tener acceso a la información de lo ejercido, nos dice que “arriba los de abajo y abajo los privilegios”.
Aplausos en los medios.
Después, más aplausos y fotos por la vacilada del “bastón de mando”.
Al cabo de la ceremonia del bastón, buen viaje señor Presidente, y muy sabia la decisión de no pasar por el cielo peruano (?) porque arriesgaría la investidura. Qué tal si detrás de una nube se le aparece la bruja de Los Andes.
Demasiado, ¿no?
Pero no todo es patraña. México ha roto un tabú monumental: una mujer presidirá la República.