La batalla Sheinbaum-Xóchitl será en el ciberespacio
La elección presidencial la va a ganar la candidata que logre entusiasmar a los jóvenes, que son un tercio del padrón electoral y su índice de abstencionismo es más elevado que el resto de la población en edad de votar.
El campo de batalla de las candidatas Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum estará en el ciberespacio. Quien tenga un mejor manejo de sus redes llevará la banda presidencial el próximo año.
México tiene 94 millones de usuarios de redes sociales, que no necesariamente son individuos, pero da la idea del alcance de este fenómeno de comunicación a través del cual la población, especialmente los jóvenes, interactúan y se informan.
De acuerdo con la más reciente encuesta de Mundo Digital (2023), la plataforma más utilizada por los usuarios mexicanos de redes sociales, de entre 16 y 64 años, es Facebook, con 92.9 por ciento.
WhatsApp es la número dos, con 92.2 por ciento.
En tercer lugar está Facebook Messenger con 80.3 por ciento.
Luego viene Instagram, que es utilizada por 79.4 por ciento de los cibernautas.
En quinto sitio se encuentra TikTok con 72.6 por ciento y finalmente Twitter (ahora X) que es utilizado por 53.7 por ciento.
¿Cuál es la red favorita de los usuarios mexicanos de entre 16 y 64 años de edad?
De lejos, Facebook, con 35.5 por ciento de las preferencias, seguida por WhatsApp que es la preferida de 25.8 por ciento de los usuarios.
Más abajo está TikTok que cuenta con 14.1 de las preferencias, sobre 12.6 de Instagram y sólo 3.6 por ciento tiene a Twitter (X) como su red favorita.
Para darnos una idea de la atención que ponen a las redes las personas, es decir los electores, está el dato del tiempo que los usuarios de celulares con el sistema operativo Android dedican a Facebook: un promedio de 24 horas con 30 minutos.
En México hay 100 millones 600 mil usuarios de internet.
De ellos, 45.5 por ciento dice tener una red social para leer o enterarse de noticias.
Ahí está el voto a conquistar para ganar las elecciones.
Es tal la penetración de las redes sociales, que en los países dictatoriales su uso es restringido y vigilado por los servicios de inteligencia de los gobernantes.
Pueden detonar movilizaciones que tiran gobiernos, por fuertes que parezcan.
El papel que jueguen en nuestras elecciones se determinará por la capacidad de los ejércitos de técnicos y creativos que recluten en los cuartos de guerra cibernética de las dos candidatas principales.
Hasta ahora el desempeño de Xóchitl en las distintas plataformas es formidable, a pesar de tener mucho menos tiempo en ellas que Sheinbaum. Pero la batalla apenas empieza y tendrá que medirse en el día a día.
La calidad de los mensajes para llegar a los jóvenes e incentivarlos a participar será determinante. No basta con sólo estar en redes, sino que es necesario convencer, entusiasmar.
Una campaña sin épica no levantará vuelo.
¿Qué argumentos, que motiven a los jóvenes, va a emplear Sheinbaum?
¿Qué emociones va a agitar para llevarlos a votar por ella?
Xóchitl lleva las de ganar porque es la candidata disruptiva, la que ofrece cambio, que rompe moldes y tiene una emotiva historia personal que contar.
De ahí que el gobierno y su maquinaria de propaganda se esfuercen, no sin cierto éxito, en pintarla como una exponente más de la clase política que ha sacado provecho personal de los cargos que ha ocupado.
La acusación es falsa, pero tiene efectividad al aumentar los negativos de la candidata opositora. Esos son muy difíciles de bajar cuando ya entraron en la mente de los votantes.
Sheinbaum es la candidata de la continuidad, carece de una historia interesante que invite a imitarla o admirarla.
De lo hecho por el gobierno que ella defiende, no hay material atractivo que motive a los jóvenes a salir en masa a las urnas para continuar por el mismo camino.
Los jóvenes, los indecisos, los apáticos, decidirán cuál de las dos mujeres será nuestra presidenta. La que logre empatizar con sus anhelos, hartazgos y emociones, va a ganar.