En México, el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional tienen unos 100 mil elementos desplegados para contener y combatir al narcotráfico. Esto es, más o menos, la mitad de los soldados que tenía el Ejército de Ucrania cuando Rusia los invadió. Y es, también, casi la mitad de los empleados que tienen hoy los cárteles. Lea otra vez: el narco mexicano hoy tiene el doble de empleados que las fuerzas que lo combaten.
Estas cifras provienen de datos oficiales. El número de los narcoempleados -que mantienen familias y contribuyen a la economía con dinero del narcotráfico- es de un estudio que causó revuelo esta semana. El autor principal es Rafael Prieto-Curiel, matemático mexicano que trabaja en Viena como académico. Su investigación se publicó en Science, quizá la revista científica más influyente del mundo. Hablamos un día por la noche, mientras él va de una entrevista a otra. Le pido que me cuente cómo investigó al narco como un reclutador voraz y cómo reaccionó ante sus propios hallazgos.
"Lo más difícil fue aceptar mis conclusiones: que México será más violento en los próximos cinco años", me dijo. "Soy matemático, necesitaba poner mis resultados en contexto. Comparé con empleadores formales y encontré que los cárteles son la quinta 'corporación' con más empleados en el país".
Prieto-Curiel y sus colegas concluyeron que el narco emplea entre 160 mil y 185 mil personas. Si cada una mantiene al menos a otra persona, la economía que vive directamente del narco es similar a la población de ciudades como Irapuato y Tonalá, y mayor a la del puerto de Veracruz o Mazatlán.
El matemático tuvo dos coautores, Gian Maria Campedelli, de la Universidad de Trento, y Alejandro Hope, quien falleció hace poco. El estudio comenzó con una pregunta simple: ¿por qué si los cárteles han sufrido muchas bajas durante los conflictos armados con el gobierno y otros grupos en los últimos años, la violencia continúa y, en algunos sitios, crece?
Para responder, los investigadores cruzaron datos de homicidios, personas desaparecidas y presas en la última década. Luego, calcularon cuánto sería el reclutamiento. Cada semana, dice el informe, los grupos criminales deben reclutar a unas 350 personas para sustituir a quienes mueren o son capturados.
Como reportera en México, he conocido una realidad que confirma esta conclusión: en muchos sitios que visité, el narco es casi el único empleador factible. Y esto coincide, dijo Prieto-Curiel, con otro hallazgo. El ingreso por becas y ayudas de gobierno no ha frenado el reclutamiento. Los más vulnerables son muchachos entre 14 y 18 años. Viven en municipios que pueden mapearse para ejecutar políticas públicas que les den una alternativa real.
"Me parece evidente que después de cinco años de esta política de abrazos, no balazos, ya deberíamos darnos por vencidos", dijo. Esta afirmación, él lo sabe, es una afrenta contra la narrativa de seguridad del sexenio. Enseguida, habla también de otros gobiernos. "Creo que las políticas de Calderón, Peña Nieto y López Obrador no funcionaron y estamos casi al triple de homicidios que teníamos en 2012".
"¿Cuál es la solución?", pregunto. El estudio dice que se debe "prevenir el reclutamiento". Suena lógico pero ¿cómo? "Tendrían que arrestar a cuatro veces más personas que ahora y eso está fuera de cualquier cálculo. México no tiene capacidad de hacer algo así ni de aumentar en ese nivel su población carcelaria". Después de descartar esa alternativa, se queda en silencio. Sabe que no le toca responder el resto.
Otros investigadores han criticado los cálculos del estudio. Han dicho que tiene lagunas de información. El matemático admite sus límites. Dice en su informe que los cárteles son "cajas negras de las cuales solo podemos extrapolar indicadores imperfectos de su actividad".
A pesar de esto, el estudio es la aproximación más ambiciosa que he visto para tratar de responder por qué México es tan violento tras años de la "guerra contra el narco". Prieto-Curiel y sus colegas creen que la violencia seguirá aumentando. Lo que veo en mi propia reportería lo dice también. Mientras tanto, nos toca a todos presionar a las autoridades a que sigan intentándolo, a que busquen otras formas, a que ni ellos ni nosotros demos la violencia por imbatible.
@penileyramirez