Peña no meterá las manos por los Graco-Duarte
Enrique Peña Nieto afirmó que, como Presidente, no meterá las manos para tirar o sostener gobernadores, que para eso están las instancias de justicia correspondientes. Y, a falta de un vocero que nos explique lo que realmente quiso decir, ¿cómo debemos interpretar la actitud del Ejecutivo Federal frente a los gobernadores al estilo Graco-Duarte?
Si lo tomamos por el lado positivo, pensaríamos que se acabó el respaldo federal a los pésimos gobernadores que tienen encima a toda la sociedad exigiendo justicia, y no solamente su simple salida del poder.
Si lo tomamos por el lado negativo, quiere decir para la sociedad que “háganle como quieran”, lo cual de antemano ya sabíamos, porque ni modo de ignorar que las instancias de justicia y las instituciones están subordinadas lo mismo al Presidente que, en sus cotos de poder, a los gobernadores tipo Graco-Duarte.
Ahora, en la práctica, en el caso Morelos, lo que se ve es que los colectiveros ganaron un amparo contra la nueva Ley del Transporte y en esta semana puede ocurrir lo propio en tratándose de la nueva Ley del Instituto de Crédito. ¿Y cómo interpretarlo?
Como es: representa un freno momentáneo a las espurias ambiciones del desgobernador, pero no se ha dicho la última palabra.
Y para el Frente Amplio Morelense, que mañana recibe a representantes de la Secretaría de Gobernación para dialogar en torno a la debacle política de este gobierno y sus nefastas decisiones contra la sociedad, lo dicho por el Presidente Peña de antemano descalifica el diálogo que la Segob pueda emprender aquí, porque carece de facultades para cualquier cosa tratándose del desgobierno de Graco.
¿Moraleja?
Acaso que no se está acudiendo a la instancia legal correspondiente, aunque sí representa un motivo más de presión política contra el actual desgobierno y su Poder Legislativo, a los que se ha desconocido como interlocutores que, ahora sí, claman por el diálogo, pero sin abandonar su trinchera ni sus posturas y ambiciones.
Por eso, coincido plenamente en que la instancia correspondiente a la cual acudir es el Senado de la República, para tramitar la desaparición de poderes en Morelos, a fin no sólo de mandar de regreso a la Ciudad de México, donde reside, al desgobernador, o a Tabasco de una vez, si lo prefiere, y de paso desmantelar su red de complicidades en el Legislativo y en el Judicial, para que no quede huella de su nefasta influencia.
Esa tiene que ser la siguiente estrategia: asegurarse de que se vayan todos los que tienen tufo a Graco, como familiares, como hijos putativos, como subordinados por dinero, porque de lo contrario corremos el riesgo de que ocurra lo que en Guerrero, después de la salida de Ángel Aguirre Rivero, que seguía operando políticamente en el gobierno interino y muy probablemente hoy día lo siga haciendo, porque quedó impune.
Cuando Enrique Peña Nieto dice que no intervendrá en los casos de los Graco-Duarte, parece que de pronto se volvió amnésico en torno a lo que ha representado el Presidencialismo en México.
Allá él…