El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador reportó una inversión histórica en salud que supera 3 billones de pesos; sin embargo, ese gasto multimillonario no ha mejorado la atención pública que reciben los mexicanos.
En las cuentas públicas se registra que el gasto en salud en este gobierno es más del doble de lo que invirtió la administración del expresidente Felipe Calderón.
De acuerdo con una revisión a las cuentas públicas de 2007 a la fecha, el exmandatario panista destinó un billón 660 mil 868 millones 500 mil pesos al sector Salud de 2007 a 2011; el gobierno de Enrique Peña Nieto erogó 2 billones 483 mil 332 millones 400 mil pesos de 2013 a 2017; mientras que López Obrador gastará, de 2019 a diciembre de 2023, un total de 3 billones 592 mil 27 millones 500 mil pesos.
Sin embargo, en los cinco años que lleva la actual administración han surgido señalamientos de simulación del gasto, falta de transparencia y fracaso al implementar un nuevo modelo con la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y ahora, con el lanzamiento del IMSS-Bienestar, se avanza hacia un camino incierto.
El pasado 27 de abril se dio a conocer que a tres años y cuatro meses de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador había invertido más de 409 mil millones de pesos en el Insabi, que estaba a punto de desaparecer, a fin de trasladar sus funciones al IMSS-Bienestar.
En dicho periodo, el uso de los recursos estuvo marcado por un sinfín de irregularidades, pues la Auditoría Superior de la Federación (ASF) observó montos que superan los 6 mil millones de pesos.
Según reportes del propio Insabi, el presupuesto se utilizó en pago de nóminas, subsidios transferidos a entidades federativas y gastos de operación para garantizar servicios médicos de primer y segundo nivel a más de 33 millones de personas sin seguridad social, así como para ofrecer 66 servicios de tercer nivel, entre los que destacan atención a todos los tipos de cáncer, trasplantes de corazón, médula ósea y córnea, y enfermedades cardiovasculares, entre otros padecimientos.
Andrés Castañeda, coordinador de la organización Cero Desabasto, explicó que a pesar de los recursos multimillonarios que se han erogado para el sector Salud, en la actualidad se tiene registro de desabasto de medicinas, falta de tratamientos contra el cáncer y menor atención de enfermedades catastróficas, sin contar la eliminación del Seguro Popular y la centralización de los recursos en el Insabi, que finalmente no funcionó.
“En salud se debe pensar a largo plazo y no hay una estrategia clara, focalizada y a largo plazo y en segundo término, tampoco ha habido transparencia ni rendición de cuentas, entonces ahí es donde nos ha fallado mucho más. No sabemos a ciencia cierta en qué se han gastado los recursos reportados, ha habido subejercicios importantes y gran parte de lo que se ha gastado no se ha aclarado como debiera”, dijo.
Entre las principales quejas por mal uso de recursos destaca que en febrero de 2022 la Auditoría Superior de la Federación denunció que la entrega de contratos directos a instituciones de salud para la atención de la emergencia sanitaria por Covid-19 generó posibles daños al erario por 2 mil 728 millones 575 mil 500 pesos en 2020.
Lo anterior se detalló en la entrega del informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2020, del que se deprendieron 20 auditorías al sector Salud, con irregularidades en la compra a sobreprecio de ventiladores, cubrebocas y otros insumos, así como equipo y material hospitalario para la pandemia, de parte de instituciones, como IMSS, ISSSTE, Insabi, Sedena y Semar.
De acuerdo con los reportes de la cuenta pública, en 2019 el gasto total en salud fue de 581 mil 544 millones de pesos; en 2020, de 654 mil 853.8 millones; en 2021 la inversión se elevó a 688 mil 410.5 millones; en 2022 pasó a 792 mil 423.2 millones, mientras que para 2023 se etiquetaron 874 mil 796 millones de pesos para el sector.
Como parte del mal uso de recursos que denuncian expertos, destaca la extinción del Seguro Popular y creación del Insabi, que inició operaciones en 2020 con una bolsa de 74 mil 556 millones 294 mil 861 pesos y que para 2023 pasó a 107 mil 216 millones 527 mil 467; sin embargo, desde mayo pasado la Cámara de Diputados aprobó su desaparición y traspaso al IMSS-Bienestar.
A pesar de que dichas cifras son oficiales y se encuentran plasmadas en las cuentas públicas, la organización México Evalúa cuenta con estudios que revelan que desde 2019 se han estado presupuestando mayores montos en el gasto en salud, pero esto se ha logrado a través de una “simulación”.
“Se tiene que a partir de 2020 se modificó la Ley General de Salud y se permitió que los recursos depositados en el Fondo de Salud para el Bienestar [Fonsabi] regresaran a la Tesofe, algo que no sucedía anteriormente, y también en las leyes de ingreso de cada año se especificaron estas posibilidades de regresar recursos a discreción de la Secretaría de Hacienda, entonces lo que pasó fue que sobre todo en el gasto del Insabi hubo grandes transacciones que se contabilizaron como gasto en salud, pero que regresaron a la Tesofe posteriormente”, explicó a EL UNIVERSAL, Jorge Cano, investigador del programa de gasto público de México Evalúa.
Puntualizó que, por ejemplo, en 2020, con todo y pandemia, el gobierno transfirió a fideicomisos más de 70 mil millones, de los cuales 23 mil se regresaron a la Tesorería de la Federación (Tesofe).
En 2021, el Insabi realizó transferencias al Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi) por 64 mil 400 millones de pesos, los cuales fueron contabilizados como gasto efectivo en salud; sin embargo, ese mismo año el Fonsabi regresó a la Tesofe 101 mil millones, mientras que en 2022, el Insabi transfirió 49 mil millones al Fonsabi, que después le regresó 72 mil millones a la Tesofe.
“Es decir, por dos años consecutivos el gasto en salud estuvo inflado, por lo que estimamos que el gasto total en salud fue por debajo incluso de lo logrado en el sexenio de Peña Nieto”, agregó Cano Anaya.
Las reasignaciones anteriores, agregaron los expertos, han estado acompañadas de contabilidad opaca y falta de transparencia.
Xavier Tello, analista en políticas de salud, sostuvo que pese a los recursos reportados por este gobierno, la inversión en salud en México sigue estando muy por debajo de la media de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE): “Con trabajos y tenemos nosotros 3%, cuando la media debería ser más de 4.5%”. Subrayó que derivado de este “espejismo en la asignación de recursos”, así como de “cuentas bastante alegres y mañosas”, México sigue muy lejos de contar con un sistema de salud como el de Dinamarca.
“Pasaron el dinero de un bolsillo al otro nada más a través del Fonsabi y luego lo usaron quién sabe para qué porque Hacienda no está obligado a reportarlo; entonces, aparentemente tu veías en el papel cómo se iba incrementando el gasto directo a la atención médica, pero en realidad se estaba disminuyendo. Lo grave es que los médicos siguen ganando una miseria de sueldo, lo grave es que nos faltan vacunas, lo grave es que el gobierno no tiene paxelovin para los pacientes con Covid porque no quiere gastar 530 pesos por paciente. Lo triste es que sigamos con vacunas que no están probadas cuando los ganadores del Premio Nobel se inventaron una vacuna que ya aplican gratis en Estados Unidos”, concluyó.