Que el presidente Miguel Díaz-Canel declaró que Cuba se encuentra bajo “máxima presión” de Estados Unidos, nada nuevo, pero acudió a un tono autocrítico poco usual cuando manifestó sobre algunas expresiones en la isla: “Tienen el derecho todos a criticarnos. Sería muy ideal pensar que todo se ha hecho bien, que todo es perfecto y que tenemos la razón en todas las cosas”. Más adelante, en un mensaje difundido a todo el país, destacó la respuesta de Andrés Manuel López Obrador al reclamo estadunidense por el envío de petróleo.
Que en Palacio Nacional esperan que el próximo domingo, en Palenque, la convocatoria del Presidente a sus homólogos de América Latina para armar un plan migratorio regional sea de altísimo nivel, pues hasta anoche tenían confirmados al menos a ocho presidentes de 11 países invitados al encuentro, entre ellos el venezolano Nicolás Maduro, del que se prevé salir con una propuesta para que la Casa Blanca apoye con recursos a la región y de esta manera aminorar los flujos migratorios. Ya veremos.
Que los líderes parlamentarios en la Cámara de Diputados instruyeron a sus respectivas bancadas a permanecer disponibles toda la semana en Ciudad de México y asistir puntualmente a las sesiones previstas para martes, miércoles, jueves y viernes, con el fin de discutir y votar la extinción de los fideicomisos del Poder Judicial y la Ley de Ingresos 2024. Ni el coordinador de la mayoría morenista, Ignacio Mier, ni sus homólogos de la oposición quieren correr el riesgo de perder alguna votación por ausencia de sus legisladores.
Que en tanto, el Poder Judicial federal se jugará hoy su última carta, porque Gisela Morales González, oficial mayor de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se reunirá con la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados para tratar de convencerlos, a fin de evitar un recorte presupuestal y la desaparición de los fideicomisos. Es la carta bajo el brazo que le queda a jueces y ministros mientras que los trabajadores harán su parte de presión con un paro nacional de labores.