Hace menos de un mes, en un acto en la UNAM, Xóchitl Gálvez repitió hasta tres veces una de sus palabras clave. “Aquí va a ser una elección de los ciudadanos. Vamos a iniciar con un proyecto con los ciudadanos, vamos a caminar con los ciudadanos”. La insistencia “ciudadana” en el discurso de la aspirante a la presidencia del Frente Amplio por México no es casualidad. Desde su círculo más cercano, asesores e integrantes de la sociedad civil, llevaban tiempo ideando una estrategia más volcada en el perfil ciudadano de su candidatura que en los tres partidos de la alianza opositora: PAN, PRI y PRD. Un plan que ha provocado tensiones con las dirigencias: ausencias de cuadros de los partidos en actos de campaña, encerronas y una aparente falta de coordinación y comunicación.
Gálvez ha enfrentado en las últimas semanas su primera crisis interna desde que ganó las encuestas como aspirante de la oposición a principios de septiembre. Senadora por el PAN, la candidata no tiene carnet de ningún partido y su perfil ciudadano ha sido uno de sus activos. Sin embargo, en esta ocasión ha resuelto la contienda cerrando filas con la dirigencia de los partidos. Desde hace dos semanas, la senadora ha ido girando su discurso para enfocarlo a las estructuras partidistas que sustentan su candidatura. En sus últimos actos ha pasado de llamar a los ciudadanos a no dejarla sola, a reconocer que “vamos a tener que entender que este proyecto no se gana sin los partidos”.
Las diferencias de Gálvez con el Frente han llegado además en un momento de cierta caída en el empuje y la visibilidad de la candidatura. Los líderes partidistas y personas cercanas al círculo de la senadora han negado durante semanas ese bache. Durante los primeros meses, antes incluso de ganar las encuestas, el fenómeno Xótchil fue una constante en los medios, pujaba en las encuestas por encima de otros aspirantes de la oposición y era aludida en las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador prácticamente todos los días. De ahí pasó a un periodo de calma, con eventos en los que faltaba convocatoria. Aunque los líderes partidistas han rechazado que la hayan dejado sola, la ausencia de las dirigencias en sus giras por el país fue notoria, hasta hace pocos días.
El giro se visibilizó el 08 de octubre en su evento en el World Trade Center (WTC) de la Ciudad de México, al que no asistió el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, pero sí sus homólogos del PAN, Marko Cortés y del PRD, Jesús Zambrano. La aspirante presidencial aseguró que el frente opositor inicia la reconciliación nacional entre partidos y ciudadanía. Días después, en reunión con empresarios, Gálvez reconoció que sin los partidos no se puede lograr el proyecto.
En entrevista para este diario, el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, rechaza que haya existido un reclamo directo a Gálvez, pero reconoce que sí hubo un planteamiento a sus asesores para que se cambiara el discurso. La apuesta del frente opositor ha sido, al menos formalmente, la apertura de los partidos a los ciudadanos para seleccionar a su candidato presidencial sin que fuera decisión de las dirigencias o de las cúpulas partidistas. Más bien “como resultado de una conferencia virtuosa entre partidos y sociedad civil. Que entendiéramos en ese sentido, que nos necesitamos mutuamente”, señala Zambrano.
En el círculo cercano a la dirigencia del PRI, desconocen este desacuerdo, sin embargo, panistas y perredistas coinciden en que la estrategia de distancia con los partidos se construyó entre el equipo de asesores y algunos representantes de la sociedad civil. Algunos, exmilitantes de partidos y que han ocupado cargos públicos, entre ellos Beatriz Pagés, periodista, ex diputada federal y expriista, quien insiste en que Gálvez debe alejarse de las banderas partidistas.
De acuerdo a fuentes panistas, Moreno ha jugado un papel importante en la intención de Gálvez de alejarse de los partidos al querer incidir y decidir directamente en las decisiones para la planeación de la campaña.
Este distanciamiento con los partidos es calificado por panistas, perredistas y hasta priistas como un malentendido, como un problema de falta de comunicación, que se ha ido subsanando en las últimas semanas. El pasado 12 de octubre en Acaxochitlán, Hidalgo, cuatro días después de ausentarse del acto en el WTC, Alejandro Moreno acompañó a la senadora en el evento con la estructura priista y le dio todo su respaldo.
“Xóchitl es una de ustedes; una nuestra, que conoce y sabe de la necesidad, que lo ha vivido y ha sido solidaria. Es importante que lo sepan, porque la conocen, que tienen en Xóchitl a una mujer de palabra, sencilla, humilde, que va a estar siempre al lado de ustedes”, señaló a los cuadros priistas el líder del Revolucionario Institucional.
Reunión de su cuarto de guerra
A raíz de esta “falta de comunicación” y de la reciente crisis por el plagio de algunos fragmentos del informe para obtener su título de Ingeniera en Computación, Gálvez convocó a finales de septiembre en una reunión privada a perfiles de los tres partidos que consideraba idóneos para ser su equipo de voceros, como había anunciado días antes.
En esa encerrona, en el Hotel Sevilla Palace de Paseo de la Reforma en la Ciudad de México, estuvieron presentes la priista Claudia Anaya; los panistas Kenia López, Margarita Zavala y Jorge Triana; las perredistas Angélica de la Peña y Verónica Juárez; la activista Alessandra Rojo de la Vega; Ana Lucía Medina por parte de la sociedad civil; Fernando Belauzarán y el expanista Javier Lozano, entre otros.
Gálvez encabezó la reunión acompañada de su asesor Carlos Mandujano, quien les dio algunos lineamientos generales, entre ellos, que serían convocados a eventos y reuniones como voceros de la presidenciable, dependiendo de los temas en lo que tuvieran mayor experiencia. Terminado el encuentro se les informó que se les convocará nuevamente luego de que se reorganice la estrategia para la campaña de la frentista.
“Lo que se nos dijo es que sí se quería un tema más ciudadano”, señaló uno de los asistentes a esta reunión. Sin embargo, un día después, el exsenador Juan Pablo Adame y Javier Lozano se enfrascaron en una pelea en redes sociales que prendió los focos rojos del equipo de Gálvez y tomaron la decisión de no integrar al expanista.
Lo anterior es parte de la reestructura que se realiza en el cuarto de guerra de la senadora. En las últimas semanas, los representantes de los tres partidos se reúnen todos los días desde las seis de la mañana para avanzar en la estrategia a días de que inicie el periodo de precampaña.
Entre los últimos cambios, está la designación de Alejandra Latapí, como la coordinadora de comunicación del Frente. Exconsejera del entonces Instituto Federal Electoral, ahora es consultora en comunicación pública y fue integrante del comité organizador que realizó el proceso interno del frente opositor en el que resultó electa Gálvez.