Florestán
No sé si aún exista quien piense lo contrario, que la política es excrementicia, pero ayer sus actores, en medio de la hecatombe en las costas de Guerrero, cuya devastación sigue fuera de cualquier capacidad de entender, volvieron a confirmarlo: su escenario natural es el estercolero.
¿A qué me refiero…?
A que mientras crecía la información del desastre en Acapulco, cada quien seguía en lo suyo, ajenos a la desgracia de cientos de miles de mexicanos atrapados por la descomunal fuerza y el veloz asalto del huracán Otis, que con vientos de 290 kilómetros por hora y rachas hasta de 360 arrasó el puerto.
Pero ellos no se conmovieron, no son gente que se conmueva, ni alteraron agendas, discursos, declaraciones, pleitos, proyectos ni campañas.
No hubo una sola expresión, real, de acercamiento de los cientos de miles de devastados, atrapados entre el meteoro, el terror, la incertidumbre y el silencio.
Así, el presidente López Obrador, en lugar de dar una breve declaración en su mañanera, como lo hizo pues ya tenía una idea de las dimensiones del desastre y retirarse, se siguió con lo suyo: la Corte, los fideicomisos, los ministros, su vocera de las mentiras; en el Senado, Xóchitl Gálvez embarraba de pastel a Kenia López Rabadán, a la que le festejaron su cumpleaños; Claudia Sheinbaum cantaba de gira en el norte con las notas musicales en su Twitter de “Qué Bonito es Chihuahua”; el Congreso de Nuevo León aceptaba la licencia de Samuel García, pero rechazaba la designación de su sucesor; Mario Delgado en campaña; Alejandro Moreno celebraba el fichaje de una senadora de Morena, y unos y otros en el aprovechamiento electoral y político, cada uno en lo suyo cuando lo de todos era la hecatombe del puerto.
Eso de la política es un quehacer inmundo, una mierda, desde la que olvidan que las crisis naturales, en sí, son los hechos, pero las crisis políticas son las consecuencias.
RETALES
1. VISITA. En la mañanera López Obrador habló de la posibilidad de ir a Acapulco, pero tras dimensionar mejor el desastre y el costo de no ir, se fue en su camioneta, a pesar de que esas cosas, ha dicho, no son lo suyo. Pero llegó, que era lo importante. El manejo gubernamental de esta desgracia podrá convertirse en factor electoral;
2. INAUDITO. Entendiendo la fuerza monstruosa del huracán, de lo que no había antecedentes en México, pero no el que tras 24 horas del golpe Acapulco siguiera incomunicado sin teléfonos fijos, ni celulares, ni internet, ni wifi, como en el terremoto de 1985 en Ciudad de México, cuando no existían todas estas herramientas. Ese silencio, que agravó la situación; y
3. GARCÍA. Y en medio de todo, MC en el manejo de su candidato presidencial y Samuel García subiendo fotos con Bill Clinton que, aseguró, le dio un consejo: ve por la Presidencia.