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EN PRIVADO

El insulto presidencial ante la realidad

Peor que la incapacidad, solo la indolencia.

Florestán

 

En medio de la devastación nunca vista en México provocada por un huracán, el Otis, en los primeros minutos del miércoles en Acapulco, el discurso presidencial y la acción del régimen han estado por debajo de las necesidades de los cientos de miles de damnificados que esta noche cumplirán una semana tratando de subsistir entre los escombros y el desdén oficial.

El Presidente ha recurrido a su discurso de siempre, la víctima soy yo, y a la confrontación sin dejarse ver entre los damnificados y los escombros. Fue, dijo, el miércoles, pero no hay evidencia gráfica; fue, dijo también, el domingo por la tarde, y de nuevo sin un testimonial. No digo que no haya ido, no. Acepto que sí fue pero no entiendo por qué lo oculta y todo es a lo que él diga.

A cambio, endureció y extendió su discurso. La mañanera de ayer, la número mil 209 según Luis Estrada, rompió todas sus marcas con tres horas, 35 minutos y 31 segundos, de los que más de una tercera parte la dedicó a denostar medios y comunicadores.

En este recurso de que la agresión es la mejor defensa para su gestión, en su peor crisis, recurrió a todos los descalificativos contra los periodistas y directivos de medios: manipuladores, buitres, viles, aprovechados, privilegiados, zopilotes, mentirosos, calumniadores, irresponsables, corruptos, inmorales, deshonestos, opositores, ladrones, provocadores, perversos, hipócritas, de malas entrañas, decadentes, saqueadores, basura.

Así y más la ofensiva presidencial en medio de la catástrofe, ataques que buscan enfrentar, denostar y así distraer, inútilmente, de la realidad, olvidando que cuando se recurre a los calificativos se confirma la escasez de argumentos.

Y es su palabra contra la realidad, y su visión contra la catástrofe.

Como siempre, el discurso de la confrontación y el conflicto, como si fuera inagotable.

RETALES

1. RESPUESTA. El régimen, ante las críticas a su funcionar en la crisis, ha desatado una ofensiva en redes incalculable en dinero y recursos, en la defensa del Presidente y en ataque de cualquier crítica, como si todo fuera al cien. Se ven más preocupados por la imagen presidencial que por la catástrofe. Y endurecerán sus ataques;

2. TEDIO. En medio de la mañanera, el Presidente dio amplio espacio al procurador del consumidor para que hablara de precios de la gasolina, pero no de Acapulco. ¡Ah! y del Tren Maya, y los gobernadores de Chiapas y Tabasco, y el director del INAH, y los de las empresas Mota-Engil y Alstom. Vamos, lo vital en este momento; y

3. ¿SOLIDARIOS? Los diputados de Morena, siempre solidarios y a la orden presidencial, cancelaron la agenda política en la sesión de ayer para no trivializar el tema (sic) del huracán y, claro, llamaron a los medios a no desinformar. ¡Qué poca madre! 

Nos vemos mañana, pero en privado

Ámbito: 
Nacional