Diputados: las expectativas de siempre
¿Aún habrá sectores sociales en donde se espera que los integrantes de la presente legislatura local sean distintos a sus antecesores? Para bien de la democracia en el estado, sería recomendable que hicieran un acto de contrición para que reconsiderasen el camino por el que deben transitar en el segundo año de gestión que ya empezaron
Probablemente, porque se tiene la impresión de que la pasada legislatura local bailó, pese a algunas resistencias, al son que le propuso Graco Ramírez a través de sus operadores estratégicos, ahora que han iniciado el segundo año de gestión entre los actuales diputados, debería permear la idea de que actuarán de otro modo, menos al estilo palero de sus antecesores.
Es probable que así suceda, suponemos, pero muchas dudas nos quedan que lo hagan en función de los intereses fundamentales de sus representados. Más bien, tememos que atenderán primero a sus intereses de grupo político o, no hay que descartarlo, a sus expectativas individuales de mejora económica.
Algunos, que ya han pasado por allí durante periodos legislativos anteriores o desempeñando funciones públicas de primer nivel, podrían, quizá, servirnos de ejemplo sobre cómo se actúa ajeno a todo asomo ético, sin compromiso verdadero con las causas sociales que requieren atención urgente y permanente. Por eso con su abordaje al recinto parlamentario ningún optimismo se generó entre quienes llevan años con la memoria lúcida.
Si los evocaron con esa sensación de “ya nos llevó la tía de las muchachas”, estaremos justificados para dudar de la probidad y transparencia de esos individuos y, claro, de su vínculo con los reclamos generados entre los ciudadanos de a pie.
¿Qué pensar de los primerizos? Habría que analizar de dónde proceden y cuáles fueron las circunstancias que les permitieron ser candidato, para luego convertirse en diputados. Nadie llega allí por generación espontánea o porque diosito así lo quiso. De ninguna manera. Acceden a espacios de poder llevando desde antes de entrar en funciones una serie de ataduras y de pago de favores que deben cumplir. Y sin embargo se esperaba que tuviesen un perfil renovado. Insistimos: aún tienen oportunidades de que así suceda a partir de este segundo año dde gestión. La sociedad tiene la mira muy atenta al respecto. Los acuerdos en oscurito ya no pueden darse.
De esos intríngulis supimos en Yautepec, durante la primera gestión de Agustín Alonso como presidente municipal. El popular personaje, en tono confidencial con nuestro común amigo, Manuel Salazar Ávila (qepd), se lamentaba de los espacios o favores que le “pedían” Graco Ramírez o Fidel Demédecis. A la de a fuerza debía cumplirles con sus exigencias. De otro modo abriría una brecha dentro del propio campo partidista donde se desenvolvía. Pero no sólo eran esa clase de personajes a los que debía complacer. En el pago de favores estaban incluso algunos personajes vinculados con los medios de comunicación. Jorge López Flores era uno de ellos.
Los ciudadanos morelenses, ajenos a las relaciones e influencias que insinuamos líneas arriba, no se imaginan lo que pasa. Quizá por ello albergan algunas esperanzas de que, por fin, los diputados de ahora estén dispuestos a “desfacer entuertos”.
Poco a poco, pensamos, consumido el primer año de la LIII Legislatura, corroborarán o no de su anhelo. Por lo pronto, no hay punto de apoyo para inferir que las cosas cambiarán. ¿Ni modo?
· De refilón
A propósito de ese cambio de perspectiva, ¿se han dado cuenta que los perredistas al servicio de Graco han llegado hasta la ignominia con tal de defender a su cabecilla. Lamentablemente son más de lo que esperaríamos que fueran. El tabique es el tabique. Esos mareos del poder…
E mail: profechon@hotmail.com