Acapulco escuece
Las catástrofes naturales desnudan. Desnudan y matan. Matan y exponen. Exponen y revelan. Revelan la salud o la enfermedad del país donde destruyen. Destruyen y exigen. Exigen país, exigen gobierno. Guerrero como México, México como Guerrero. Otis desnudó, mató, expuso, reveló, destruyó, exige: palabras en pasado y en presente. Otis como México....
Dejo al lado las discusiones si el Gobierno mexicano fue omiso y no avisó “a tiempo” a los acapulqueños de la peligrosidad del huracán. Los rotativos han demostrado que el servicio meteorológico de México y de Estados Unidos advirtieron con suficiente anticipación acerca de la peligrosidad de Otis. ¿Negligencia criminal la de nuestro Gobierno? Lo que no dejo de lado es una de las nuevas mentiras de nuestro desgobierno: contabilizaron 46 muertes y 58 desaparecidos. Ni una más, ni una menos. Dichas cifras, ¿las sostiene López Obrador y su séquito, incluyendo a Evelyn Salgado Pineda, gobernadora de Guerrero? La población del maravilloso puerto roza el millón de seres humanos. No se requiere conocer los recovecos del puerto para no aceptar los números gubernamentales. Las fotografías tras el huracán hablan. Son neutrales, apartidistas, no son neoliberales, no odian ni a López Obrador ni a los morenistas. Ya lo dijo uno de los personajes de Alicia en el país de las maravillas, el libro de Lewis Carroll, “¿Qué sería un libro sin ilustraciones?”.
Las imágenes de la destrucción tras Otis escuecen. ¿Por qué miente el Gobierno en cuanto a la cifra de fallecidos y de desaparecidos? Miente por costumbre. Miente porque engaña. Miente para venderse. Los acapulqueños, tras la devastación, denuncian la inacción temprana y posterior del Gobierno. Escucharlos basta: abandono, desdén, falta de ayuda y ausencias cuando más se requerían presencias: de la gobernadora, de la alcaldesa Adelina López Rodríguez, de López Obrador. Cuando más se requería era el día de la tragedia y dos o tres días después. Su ausencia no es y sí es responsable de los saqueos; saquear y robar es ilícito, es amoral; hacerlo, como muestran las imágenes, retrata a los acapulqueños enardecidos.
Nadie ha de dudar que entre ellos y los que después saquearon departamentos y casas haya muchos sinvergüenzas. Tampoco nadie, sobre todo en el Gobierno, puede estar en desacuerdo con Bertolt Brecht: “Primero comer y después la moral”.
La población depauperada actuó en un santiamén. El contagio fue veloz.
Los acapulqueños asaltaron todo lo asaltable: grandes almacenes y tiendas pequeñas de abarrotes. Los actos ilícitos continúan y continuarán. De nuevo las imágenes; en la famosa costera, camionetas cargadas con tambos venden gasolina. Cuarenta pesos por litro, informa la prensa. Gasolina marca huachicol: ¿no fue el Gobierno actual el que afirmó el final del robo de gasolina? Sí, fue el Gobierno. Ha sido una de las cerezas de su pastel. Mintieron.
Paralelo a la tragedia debido al huracán, otra desgracia atenaza al puerto desde hace años. De acuerdo a empresarios hoteleros, la violencia, los bloqueos y los ataques de grupos criminales devino la cancelación, en agosto de 2023, de 7.500 habitaciones, lo cual, aunado a los asaltos y asesinatos en la Autopista del Sol, la que conecta el Distrito Federal, ahora llamada Ciudad de México con Acapulco, ha sumido al puerto en un profundo barranco. La tragedia es mayúscula: más del 80% de la población vive del turismo.
Evelyn Salgado gobierna a partir de 2021. Sustituyó en dos días, tiempo récord, con el apoyo de López Obrador y de Morena, a Félix Salgado Macedonio, su progenitor, quien fue inhabilitado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Suficientes dudas y molestias generó su elección. Molestias que ahora se confirman por su ausencia durante los primeros días por los destrozos debido a Otis así como por la estrepitosa caída del turismo en Acapulco. ¿Dónde estuvo Evelyn Salgado el día Otis?