¿Graco se va o se queda?
No queda claro si el gobernador Graco Ramírez llegará hasta el final de su mandato, como hace un par de meses aseguró a sus diputados o dejará el gobierno para ir en busca de una candidatura presidencial, como afirma en todas sus entrevistas. Esa ambivalencia ha generado mucho nerviosismo en la clase política y toda clase de especulaciones entre la sociedad. Se vaya o se quede en el puesto, la estrategia es equivocada.
Desde hace poco más de un año el jefe del ejecutivo morelense anunció su aspiración por ser el abanderado presidencial del PRD. Fue muy temprano, apenas pasada la primera mitad de su mandato cuando el jefe de los Chuchos alzó la mano para colocarse en la primera fila de la carrera por la sucesión.
Los argumentos que esgrimió Graco fueron simples: Beca Salario, Seguridad, Beca Salario, Transparencia, Beca Salario, Visión Progresista y Beca Salario. “Construimos el centro de inteligencia más moderno del país, becamos a más de cien mil jóvenes, tengo la capacidad de dialogar con todos… y tengo la Beca Salario”.
Pero aunque la aspiración del perredista es válida, la manera como trazó su camino es errónea: en lugar de consolidar su gobierno, armar un equipo eficiente, cuidar la política interna, generar acuerdos, mantener abiertos los canales de diálogo y exigir resultados a su gabinete, Graco Ramírez se decidió por la confrontación con todos los sectores.
Igual que Jorge Carrillo Olea, Graco Ramírez equivocó el camino porque nunca entendió a los morelenses. Lo mismo que el general, el tabasqueño apostó por el posicionamiento de su imagen en el centro del país y despreció a la sociedad local; supuso que comprando publicidad afuera no importaba lo que sucediera adentro… y falló.
Como si se tratara de una maldición o una mala broma, Graco ha ido repitiendo los yerros de los últimos tres gobernadores: siguió la estrategia de comunicación de Carrillo, eligió un gabinete tan ineficiente como el de Estrada y ha sido displicente en el desempeño de su equipo como Adame. Eso sin contar que personalmente ha tomado la arrogancia de Jorge, la frivolidad de Sergio y la insensibilidad de Marco.
El gobierno puede argumentar muchas cosas, puede presumir sus números, presentar estadísticas y ofrecer cualquier tipo de explicación. Lo real, lo tangible, es que hoy el desgaste de Graco Ramírez es monumental y rebasa la frontera del estado. Internamente el gobernador es aprobado por sólo una de cada diez personas; en el país está colocado como el antepenúltimo peor gobernante, sólo por encima de Javier Duarte de Veracruz y Manuel Velazco de Chiapas.
Pero a pesar de que la realidad ya alcanzó al perredista, de que los números le son adversos en casi todos los rubros y sobre todo, de que la reprobación de la gente es palpable, la estrategia oficial no cambia. Graco apuesta en el centro del país, quiere cambiar la realidad con entrevistas a modo en las que siempre repite lo mismo. Olvida que para que ese plan funcione es indispensable que las cosas mejoren en Morelos, que los problemas se resuelven y la reconciliación llegue.
Por muchas notas que pague, no hay manera que su situación mejore si antes no resuelve los conflictos que hay en la entidad. A la vuelta de cuatro años Graco no ha querido darse cuenta que los problemas que enfrenta su administración son resultado de la mala actuación, falta de compromiso y simulación de sus funcionarios. Los problemas sociales y políticos no se resuelven con manejo de medios.
La estrategia de este gobierno es equivocada desde todos los ángulos. Primero porque el gobernador no ha dejado claro si se irá o se quedará y ello provoca especulaciones y acciones que no ayudan a la estabilidad de su administración ni a la gobernabilidad del estado. Segundo porque su actuar sigue siendo bélico, insiste en abrir fuentes de ataque y no deja espacio para la conciliación. Apostar una mejora a través de entrevistas sin resolver los problemas sociales es tan efectivo como utilizar maquillaje para curarse las hemorroides.
Concluyo: no se si Graco Ramírez culminará su mandato o se irá antes, pero es claro que esa ambigüedad tiene un costo muy alto para Morelos. Si decide quedarse hasta el último día quedará fuera de cualquier acomodo en otro espacio y enfrentará el séptimo año sin fuero ni protección política. Si se va, las opciones que tiene son una candidatura presidencial (del PRD, de MC o de ambos) o ir al senado impulsado desde la lista nacional.
En cualquier escenario el camino que eligió el gobernador para cerrar su sexenio es equivocado, pues enfoca sus baterías en tratar de mejorar su imagen sin preocuparse en resolver los problemas que enfrenta el estado y su administración.
Si se mide a través de la percepción pública, Graco Ramírez ha fracasado como gobernador y es un precandidato que nace muerto.
- posdata
Los últimos movimientos del PRI son llamativos.
1- La dirigencia estatal se deslindó de los diputados locales, criticó su actuar, los describió como defensores a ultranza del gobernador y marcó distancia con ellos: no representan al PRI, dijo Rodolfo Becerril.
2- Luego salieron los diputados federales y la senadora tricolor, los cuatro hicieron un pronunciamiento público muy duro en contra del gobernador, pero abiertamente se desmarcaron del grupo parlamentario local porque, dijeron, su defensa desmedida al tabasqueño no refleja la ideología de su partido ni responde a la política del presidente Enrique Peña Nieto. A Graco le culparon de todos los males de la entidad y de la crisis que padecen miles de morelenses.
3- Después de ello cuatro de los cinco diputados del PRI en el Congreso Local se ausentaron de la sesión de inicio del segundo año legislativo. Sin explicar por qué, los legisladores decidieron no ir, lo cual algunos interpretaron como el primer paso de una nueva línea de actuación de ese partido en la cámara. Dentro del congreso dicen que su desplante fue por el incumplimiento de un acuerdo económico y que pronto volverán al mismo sitio de antes; otros refieren que es el preámbulo de una nueva historia parlamentaria.
Es un hecho que el priísmo morelense se siente agraviado con el actuar de sus diputados, que independientemente de los logros parlamentarios que presumen, para la militancia ese PRI no es el que quieren, ni representa el sentimiento de una sociedad que se siente muy lastimada por el gobierno de Graco. Cada acto que realizan los legisladores a favor del gobernador, aún incluso en temas que son favorables para la entidad, son muy mal vistos y entendidos como un acto de corrupción, por el profundo desgaste social del tabasqueño.
Con el tiempo veremos si los diputados priístas replantea su camino, cambian de estrategia y moderan su actuación. No se trata de apostar por un rompimiento (la política es un ejercicio de acuerdos) sino de ser más prudentes, respetar la ideología de su partido, escuchar a su militancia, representar a la sociedad y no simplemente actuar como meretrices.
Un dato: aunque pareciera una burla, las últimas encuestas de preferencia electoral en Morelos colocan al PRI en primer lugar, unos pocos puntos por encima del PAN y muy lejos del PRD (que está debajo de MORENA).
Precisamente por eso, Rodrigo Gayosso impulsa como candidato de Troya en el PRI a Amado Orihuela.
- nota
Así lo detalla la revista Expansión:
Los gobernadores de Veracruz, Chiapas, Morelos, Oaxaca y Quintana Roo cuentan con el menor nivel de aprobación ciudadano a su gestión, de acuerdo con la encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE).
La medición, que forma parte de la Encuesta Nacional Primer Trimestre 2016, muestra que el priista Javier Duarte de Ochoa, el mandatario de Veracruz quien ha sido cuestionado por presuntos actos de corrupción, registró un nivel de desaprobación del 83.6%, que lo pone en el fondo de la evaluación ciudadana.
"(Duarte de Ochoa) Empezó en una tabla media hasta hace cuatro años, pero el deterioro de su imagen se dio en los últimos dos años", dijo a Expansión el director general de GCE, Federico Berrueto.
En materia de cumplimiento de sus deberes, Duarte de Ochoa también reprobó la evaluación, al obtener una calificación de 5.5, en escala de 5 a 10.
Los otros mandatarios con menor respaldo de sus gobernados, según dicha encuesta, fueron Manuel Velasco, de Chiapas (79.4%); Graco Ramírez, de Morelos (74.7%); Gabino Cué, de Oaxaca (74.3%), y Roberto Borge, de Quintana Roo (72.0%).
La encuesta fue aplicada vía telefónica a 19,200 ciudadanos mayores de 18 años de edad, del 8 al 22 de junio, y cuenta con un nivel de confianza de 95% con un margen de error de ±4% a nivel estatal, mientras que a nivel nacional es de ±0.71%. Se aplicaron 600 cuestionarios por cada una de las 32 entidades, de manera proporcional al tamaño de los municipios y dentro de éstos de manera aleatoria.
- post it
Cuauhtémoc Blanco se ha convertido en un alcalde sin respaldo, una especie de zombi Político. El futbolista ya se dio cuenta que gobernar no es un asunto sólo de buena voluntad y pronto entenderá que sus asesores políticos no son tan buenos como le dijeron.
Las alianzas del pambolero le han resultado contraproducentes, porque en lugar de fortalecer a su administración, le dividieron el gobierno y lo arrinconaron. Sus aliados le pidieron posiciones en el gabinete, las concedió, pero ellos mismos son quienes le pusieron en contra al cabildo y apuestan por su salida.
Los ataques hacia el americanista han pegado en su imagen, pero siguen sin ser suficientes para acabarlo políticamente. Los hermanos Yáñez hicieron público un supuesto contrato de prestación de servicios que puede ser objeto de crítica, pero no reúne los elementos necesarios para exigir la destitución. Lo interesante por conocer en torno a ese documento es el origen de los recursos.
Lo de fondo en esta historia es el acuerdo que tienen Julio y Roberto con Rodrigo Gayosso a través de Jorge Meade; el hijastro juega en dos pistas: a Cuauhtémoc le ofrece apoyo a cambio de espacios, pero con los Yáñez planea su caída y lo presiona dividiéndole al cabildo. La apuesta de estos tres personajes es simple: obligar a Blanco a renunciar para tomar el control de la capital.
Puede ser que al final Cuauhtémoc Blanco se canse y por voluntad propia decida abandonar la nave; en ese caso la primera opción (a la que apuestan Julio y Roberto) es a la entrada del suplente o el ascenso de la síndico, pero pudiera suceder que el Congreso entre y ponga orden en una historia donde ninguno de los personajes está libre de culpa.
Veámoslo así: 1- A Cuauhtémoc Blanco lo acusan de corrupto por haber aceptado un pago millonario por ser candidato, pero quienes lo acusan son quienes lo buscaron y le pagaron. 2- Es cierto que el futbolista es neófito en el arte de gobernar, pero también es sabido que los hermanos Yáñez son dos personajes con muy poco coeficiente intelectual y muchas ambiciones a la vista. 3- Si Blanco Bravo renuncia (por cualquier razón) sería una abominación entregar el control de la capital del estado a tres sujetos (julio, Roberto y Rodrigo) cuya maldad y perversidad es infinitamente mayor a todos los defectos del futbolista. 4- Si algo queda de sensatez en esta legislatura, lo conveniente para la ciudad sería (si se va Cuauhtémoc) disolver el cabildo y nombrar un consejo municipal ajeno a todos los grupos que pelean el control de la ciudad.
Con Cuauhtémoc Blanco Cuernavaca puede estar mal, pero con los otros tres las cosas estarían muchísimo peor.
- redes sociales
Tuiteo, luego existo.