Un costo inesperado de la prometedora convergencia política entre el gobierno federal y el de Ciudad de México fue la gestión del covid.
Aunque hubo respuestas capitalinas distintas a la política federal ante la emergencia, la ciudad se plegó en lo fundamental a lo dictado por el Presidente.
La política de Palacio fue minimizar y no prevenir. El Presidente desestimó la importancia del virus, dijo que podía contenerse con “detentes” y nunca se puso un cubrebocas.
El responsable de la pandemia en el sector salud, el subsecretario Hugo López-Gatell, dijo que no habría gran número de muertos. En el peor de los casos, aseguró, habría 60 mil. Hace poco, en una entrevista con Ciro Gómez Leyva, dijo la cantidad real que hubo: 780 mil muertes en exceso.
Siguiendo la línea del Presidente, el gobierno de la ciudad hizo algunos ajustes, pero disminuyó también la pedagogía pública sobre el gran riesgo de la pandemia, trató de mantener abierta el mayor tiempo la ciudad, no confinada, y acabó violando sus propias reglas sobre cuándo debía poner el semáforo rojo.
El resultado fue que entidades con menores capacidades hospitalarias y menos recursos, como Tabasco o Chiapas, tuvieron menos muertes, proporcionalmente hablando, que CdMx.
Ciudad de México terminó en el primer lugar de muertes con 34 por cada 100 mil habitantes, por encima de la media nacional que fue de 19 por cada 100 mil. Jalisco tuvo 25 y Nuevo León 18 (Inegi, Estadística de defunciones registradas, 2021).
La buena gestión capitalina de la fase de vacunación explica la aprobación que hay en encuestas al manejo de la pandemia en la capital. Pero los números duros siguen ahí. Ciudad de México tuvo 104 mil 758 muertes en exceso durante la pandemia, superada sólo por los 109 mil 226 de Estado de México.
También aquí la convergencia política con el gobierno federal fue contraria a los intereses de la ciudad.
La candidata presidencial Claudia Sheinbaum extrañará en su campaña presidencial no haberse separado más de las directrices de Palacio que terminaron arrojando 780 mil muertes en exceso en todo México, mientras Japón, con una población similar, tuvo menos de 50 mil.