Perdió su esquirolesca partida por ganarle votos clasemedieros “y jóvenes” al frente opositor a Morena.
Creyó ganar cuando consiguió que un juez de amparo en materia laboral de Ciudad de México le concediera una suspensión que implicaba pudiera imponer a su secretario de Gobierno como encargado del despacho, pero la mayoría diputadil estatal respondió con un insuperable as y, a punto del vencimiento del plazo fatal, el ministro Javier Laynez Potisek otorgó una ampliación de la suspensión en la controversia constitucional y ordenó se diera posesión al interino Luis Enrique Orozco, conminando a cualquier autoridad a no hacer designación alguna de otro gobernador.
Exhibido en su juego y sin poder combatir esa misma noche la determinación, Samuel retomó una carta desechada: la suspensión concedida por el Poder Judicial del estado al Congreso que dejaba sin efecto la licencia que había solicitado, misma que le obligaba a no abandonar la gubernatura, sino hasta cuando se resolvieran las controversias, y emitió un “Acuerdo de Reasunción del Cargo”, dando a entender que se le estaba obligando a continuar su gestión en detrimento de su “derecho a ser votado” en la elección presidencial, burdo ardid para victimizarse como si se hubiera atentado contra sus derechos humanos.
Al detectar que Samuel utilizaba como arma la suspensión decretada por ese Poder Judicial nuevoleonés (que implicaba no tener la licencia de seis meses), el Congreso salió con la interpretación de que tal suspensión quedaba sobreseída con la asunción del interino.
Por si no era suficiente esa interpretación, el Congreso se desistió de la controversia constitucional planteada ante el Poder Judicial estatal para desactivar el arma del fosfogóber y evidenciar que nadie lo está obligando a seguir al frente del gobierno al que dijo adiós.
Ante la maraña jurídica provocada por el voluble Samuel, la oposición sería ilusa si cantara victoria.
Apoyado por López Obrador, en quien ha tenido un maestro de posgrado en sofismas legaloides, Samuel se dejó usar en la guerra contra la oposición para que Xóchitl Gálvez no capitalice la indignación de las despreciadas y “aspiracionistas” clases medias con la deshilachada cuarta transformación.
De los adversarios importantes, es obvio que unos y otros utilizan a sus jueces favoritos e incondicionales para contar con coartadas jurídicas (de manera notable el de CdMx que concedió la inconstitucional suspensión).
Todo esto en el contexto de un López Obrador queriendo apoderarse del Poder Judicial de la Federación, su detestado dique.
Del video en que Samuel alardea como si no hubiera sido derrotado sobresale que apechuga que quien le puso freno a su frívolo frenesí fue la Suprema Corte.
Por eso se muestra ufano de reasumir el cargo y amenaza con posponer para 2030 su precoz aspiración presidencial...