Para la Secretaría de Educación eso es justificable y el informe debe analizarse “considerando el contexto para evitar interpretaciones reduccionistas”.
No entendió, así que va de nuez:
Dos de cada tres estudiantes mexicanos de 15 años en promedio no saben hacer operaciones aritméticas elementales y uno de cada dos no comprende lo que lee y registra bajísimo nivel en ciencias.
Quiere sacudirse su responsabilidad:
“La más reciente aplicación de esta evaluación en nuestro país ocurrió en el contexto mundial de la etapa final de la emergencia sanitaria por covid-19; todos los países enfrentaron de manera diferenciada esta terrible circunstancia. En el contexto en que fue realizada esta evaluación, los esfuerzos realizados por las y los adolescentes y docentes reflejan la adaptabilidad de nuestro sistema educativo frente a circunstancias inusuales”, esquivó en un comunicado, y celebró lo que debiera avergonzarla:
“La evaluación muestra que México presentó un descenso menor en matemáticas y lectura que el promedio de los países que integran la OCDE”.
Peroró:
“En el ámbito educativo, el gobierno de México diseñó estrategias de atención para privilegiar la seguridad y el interés superior de las y los estudiantes, y una vez que se superó la contingencia se realizaron esfuerzos para asegurar el regreso a las aulas de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, y lo conseguimos: se recuperó 100 por ciento de la matricula. Los resultados que da a conocer PISA no demuestran cambios significativos respecto a las ediciones anteriores de esta evaluación. Nuestros estudiantes presentan retos en las tres áreas evaluadas: matemáticas, español y ciencias, lo que confirma que era necesario un cambio en el modelo educativo”.
¿Y por eso desapareció el de matemáticas en los nuevos libros de texto gratuitos?
No reconoce que estábamos mal ni que ahora peor, pero presume:
“El gobierno trabaja por el fortalecimiento de la escuela pública para brindar una formación con enfoque humanista, científico, con equidad e inclusión que favorezca el bienestar de niñas, niños, adolescentes y jóvenes”.
Nada de elevar la calidad de la enseñanza.
Ocupada en la inducción ideológica, política y sectaria de la niñez, elude explicar lo que hará para garantizar una mejor instrucción en ciencias, matemáticas, lengua y literatura.
Y por su lado, el presidente López Obrador no se anduvo por las ramas:
“Pues ya los vieron. Nosotros no los tomamos en cuenta, porque todos esos parámetros se crearon en la época del neoliberalismo, del predominio del periodo neoliberal, en donde lo que querían era impulsar supuestamente la calidad de la enseñanza, la excelencia, y desaparecer la educación pública, degradándola…”.
Me rindo.