La reforma fiscal que sí vendrá
Pocos dudan de que Gerardo Esquivel sea un economista competente.
Tal vez tengan diferencias de visión con él, pero su conocimiento y experiencia están fuera de discusión.
Por esa razón, resultó para algunos, alentador, que el exsubgobernador del Banco de México formará parte del equipo de Claudia Sheinbaum que trabajará en la elaboración de un programa de gobierno.
Debo aclarar que, entre los opositores a la 4T, aun entre quienes aprecian a personajes como Juan Ramón de la Fuente, al doctor David Kershenobich o al propio Esquivel, por citar solo algunos nombres, hay escepticismo.
Refieren que ocurrió lo mismo con el equipo de López Obrador, que incluía a un grupo de personas sensatas, que, al paso de los meses y años, fueron abandonando el gobierno de AMLO.
Dicen que hoy puede ser lo mismo. Y que todo ese talento y cordura podrían ser solamente accesorios en caso de que la virtual candidata de Morena se convierta en presidenta.
Recuerdan lo que ocurrió con el documento del proyecto de nación que fue coordinado por Alfonso Romo, y que fue olvidado.
Puede ser.
Pero, creo que hoy las condiciones son diferentes a las que existían hace seis años.
AMLO era el candidato opositor cuya historia de ideas radicales, desde la toma de pozos o del Zócalo y el Paseo de la Reforma, requería un lavado de cara con presencias moderadas y racionales.
Hoy, Sheinbaum no requiere ese cuidado de imagen.
Se le pueden criticar diversos aspectos de su desempeño como funcionaria pública, pero no tiene la historia que sí tenía AMLO.
Más allá del caso, resulta que Gerardo Esquivel, el economista de izquierda que resultó demasiado independiente y al que no quiso ratificar AMLO tras el fin de su periodo en Banxico, ha expresado opiniones claramente diferentes a las que tiene el actual gobierno en materia fiscal.
En un cuestionario que hizo llegar el periódico Reforma a un grupo de tres economistas, a propósito de una reforma fiscal, Esquivel refirió lo siguiente:
“…sería deseable buscar fuentes alternativas de ingresos para el mediano y largo plazo. Una opción interesante podría ser, tratar de mejorar la recaudación del impuesto a la propiedad. … Otros posibles cambios podrían incluir una simplificación en la cobranza del ISR (menos declaraciones mensuales para un grupo importante de contribuyentes), una reducción del número de tramos del impuesto, así como un aumento de las tasas marginales más elevadas”.
El grupo de expertos convocado por Claudia no es ignorante ni iluso.
En el caso de la realidad de las finanzas públicas, sabe que, si no se modifican las actuales reglas fiscales, no hay manera de sufragar los programas sociales ni fondear la operación de los proyectos de inversión pública que van a tardar en hacerse rentables… si es que esto algún día ocurre.
La otra opción que tendría el futuro gobierno es incurrir en endeudamiento público creciente, lo que podría conducir a inestabilidad financiera.
Colaboradores cercanos a la virtual candidata de Morena expresan en corto que mientras sea candidata, tendrá que mantener un discurso tan próximo como sea posible al del presidente López Obrador.
Pero, a pesar de ello, ya hay signos de cambio, como la presencia de Esquivel, con su proverbial autonomía que tantos problemas le ha traído y que ya empezó a hablar públicamente de revisiones en las tasas del ISR.
Para algunos, me incluyo en ese grupo, no hay otra opción, salvo una crisis fiscal en la primera parte del sexenio, resulten electas Claudia, Xóchitl o quien sea.
Sí, hay todavía espacio para racionalizar el gasto, pero también hay enormes demandas de aumento.
Más allá de la discusión fiscal específica, lo relevante es que estamos de nuevo en el mundo de las realidades y no en de los ‘otros datos’.
El país que está dejando AMLO en materia de finanzas públicas ha corrido con una extraordinaria suerte y con un gran trabajo de los recaudadores, pero no dura para mucho más.
Y es muy interesante que el equipo convocado por Sheinbaum así lo entienda.