Un memorable duelo periodístico
Una muy periodística y original mañanera de Palacio sucedió el miércoles de la semana pasada por dos hechos inusitados:
a) Se produjo un revelador y acalorado debate sobre la inseguridad en México (lo que pocas veces ha ocurrido).
b) Se evidenció el papel de servilletas, pañuelos desechables o tapetes que juegan los falsos “periodistas” con derecho de apartado que se dedican a lambisconear al anfitrión.
Con irreprochables y respetuosas preguntas y cuestionamientos lógicos a la política de seguridad, la reportera sonorense Reyna Haydée Ramírez consiguió poner en aprietos al primer mandatario, quien terminó acorralado y clamando a una de sus incondicionales que le hiciera el quite:
“A ver, por favor, Nancy. ¿Me puedes ayudar?”.
Otras notas opacaron su importancia, pero conviene leer completa la discusión en la página de Presidencia (ocupa como siete veces el espacio de esta columna).
Aquí rescato algunos cruces ilustrativos de palabras:
—¿Por qué México ha llegado a que los ciudadanos (caso Texcaltitlán) intenten defenderse ellos mismos? ¿Dónde está el Estado? ¿Cuántos drones (explosivos de la delincuencia) han asegurado?
—Estamos trabajando, Reyna…
—¿Texcaltitlán es excepción?
—Sí, sí, sí, y otros casos.
—¿Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Sonora…?
—Sí, sí, en algunos casos. Muchísimos casos, pero nunca, nunca igual (a lo anterior a la 4T).
–En Sonora, este fin de semana, más de 10 ejecutados, levantados y asesinados. Es todo el estado.
—Sí, pero nunca igual (…). Estamos trabajando todos los días (…), pero es muchísimo tiempo de predominio de una mafia dominando México (…)¿Cuándo habían ustedes escuchado que se entregaran tantas becas…?
—Sí, pero en inseguridad a los mexicanos les está quedando a deber…
—No, no. Respeto mucho tu punto de vista y el de mucha gente que está en contra de nosotros.
–Hay reportajes serios de periodistas independientes, autónomos, que han documentado perfectamente lo que fue la guerra que desató Calderón (…), pero los ciudadanos están viviendo las consecuencias desde entonces y usted era la esperanza para que eso terminara, Presidente.
—Yo creo que todavía (…). Desde las seis de la mañana recibimos el reporte de todo lo que sucede en el país. Porque no es solo tu opinión, es lo que opinan los conservadores: ¿conoces de algún presidente que haya atendido el tema de seguridad todos los días?.
–No, yo no lo vi en 30 años de ser reportera. Ninguno hablaba de que se reunieran (…) pero, ¿de qué les sirve a los ciudadanos que ustedes se reúnan todos los días?
—Si no nos reuniésemos todos los días…
—¿Estaría peor?
—Sí, sí, sí, exactamente…
Espectacular, el duelo llegó al punto en que López Obrador buscó que le echaran la mano:
A ver, por favor, Nancy, ¿me puedes ayudar? Espérate —le pidió a la imbatible Reyna— porque está interesante.
–Sí, porque son afines… Tiene usted medios afines…
—Pero ella es una periodista como tú…
—No, discúlpeme, no es como yo, no es como yo…
La convocada se apellida Flores y desde luego encantada, le ayudó...