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UNO HASTA EL FONDO

La querella

Pobre Gil Gamés, levanta una piedra y aparece un conflicto, un incordio. El estado de Morelos se ha incorporado a los frentes abiertos de la vida pública en los cuales la querella enciende la pradera (las praderas siempre deben ser encendidas). Un frente amplio encabezado por el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, Alejandro Vera Jiménez, y el poeta Javier Sicilia exigen la renuncia de Graco Ramírez, gobernador de Morelos. La caravana ha partido, ¿adónde va la caravana? A Ciudad de México, ¿adónde más?

Por cierto, el rector trae encima una denuncia penal que investiga la Procuraduría General de la República por supuestos desvíos de 400 millones de pesos en el presupuesto universitario. Un dinerito. Si Gilga ha entendido algo, cosa improbable, el movimiento ha crecido en el flujo de agravios morelenses, en la corriente de un estado devorado por la inseguridad: secuestros, desaparecidos, crimen organizado impune.

Así las casas (muletilla sin patrocinador), el frente ve en Graco al culpable, le pide la renuncia y parte a Ciudad de México a entrevistarse con el secretario de Gobernación, ¿con quién más? Osorio Chong, o la persona que él designe, abrirá una nueva mesa de pláticas, la secretaría tiene más mesas que el San Ángel Inn, y les dirá que él no puede remover gobernadores y que si el Presidente no lo hizo con Javier Duarte, todavía mandatario de Veracruz, menos lo haría con Graco Ramírez, pero qué bueno que vinieron, aquí en el Palacio de Cobián tienen ustedes su humilde casa, ¿gustan más café? ¿Una galleta? No, galletas ya no tenemos, se las comieron todas los de la CNTE, unas galletas tipo pastisetas muy deliciosas.

El precio era alto

En los mentideros le cargan a Luis Videgaray la idea y acción de la visita del candidato republicano. Caracho, pues como diría el campeón del humorismo blanco: apa’ ideitas, se quemó el seso y de paso le quemó la imagen a su jefe. Qué eficiencia.

Ya era hora. La remoción del secretario de Hacienda ocurrió tarde y mal, desprendida de un escándalo de proporciones monumentales: la visita de Trump a México. En los mentideros le cargan a Luis Videgaray la idea y acción de la visita del candidato republicano. Caracho, pues como diría el campeón del humorismo blanco: apa' ideitas, se quemó el seso y de paso le quemó la imagen a su jefe. Qué eficiencia.

Meade se la dio a Videgaray, Videgaray se la devolvió a Meade, Meade corre con el balón, nadie lo detiene, ¿pero qué ocurre? Meade se detiene en una yarda ignota y descubre que no trae en las manos ningún balón. Meade llora en la zona de anotación. Una desgracia, una tristeza.

José Antonio Meade le dio las gracias a Videgaray 120 veces y asumió la jefatura de las finanzas del país. Luis Enrique Miranda, que ha tomado más café que Balzac con los líderes de la CNTE se empodera (gran verbo) en la Sedesol y Aristóteles Núñez renuncia al SAT. Esa vacante, Gil se la ofrecía, sin pensarlo, a Virgilio Andrade que no trae chamba y trabaja de sal a sol. Meade tiene fama de ser buen secretario, y debe ser cierto, pues ha ocupado seis diferentes secretarías: le falta la Conade. Gilga espera que todo salga bien. En serio: pónganse las pilas, faltan dos años.

Una pequeña caravana

Gil considera con seriedad presentarse a la Secretaría de Gobernación para plantear algunas incomodidades propias de su oficio, la impunidad ya viene siendo mucha y nadie interviene en la vida de Gamés. Señor secretario: la caravana de Gilga es pequeña, consta de una sola persona, y van a perdonar, pero qué persona. Allá va Gil: marcha por el centro de avenida Reforma, ¿le pondrán patrullas protectoras?, da vuelta en General Prim y al llegar a Abraham González, en ese lugar deposita sus pertenencias para el campamento (lo ideal hubiera sido Bucareli, pero siempre está ocupado), ¿le pondrán un Sanirent para sus necesidades? Y al final, con la decisión de un hombre valiente, fatigado de la injusticia, a las puertas de Gobernación, Gil espera al secretario Chong, como le dice Liópez. Así se añadirá Gamés al mal humor de la nación, al malestar y la indignación. ¿Cómo la ven? Dicho sea esto sin la menor intención de un albur activista.

El jóven maravilla

¡Santas sorpresas, Batman!, con todos mis espots, mi nombre aparece en las encuestas como visible y muy probable candidato del PAN a la Presidencia. Yo no me confiaría, Robin, hace tiempo que en Ciudad Gótica las cosas no son como eran antes. ¡Santas desconfianzas, Batman! Los porcentajes hablan por sí mismos. Cuenta conmigo, Robin, incluso puedes hacer la gira en el Batimóvil, pero no eches las campanas al vuelo, recuerda a Margarita, a Madero y los sinsabores naturales de la vida cuando derruye las ilusiones que encuentra a su paso. ¡Santas frases inspiradas, Batman!

Si Batman fuera presidente del PAN otro gallo les cantara, pero los panistas han tenido que conformarse con el Joven Maravilla. Nada le hace. Los desarreglos panistas llegaban al río cuando el Joven Maravilla los detuvo obteniendo un pacto de silencio entre los contrincantes. Un documento que obra (sí, obra) en manos de Gilga, habla con toda claridad de ese pacto de silencio. ¿Cómo ven a Gamés escribiendo como columnista de fuste y fusta?

Quevedo vino en ayuda de Gil: Bien acierta quien sospecha que siempre yerra.

Gil s'en va

gil.games@milenio.com

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Nacional
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