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El sexenio de Slim
 

 

En 2018, antes de la elección, Carlos Slim dijo que estaba "preocupado y asustado" de que Andrés Manuel López Obrador ganara la Presidencia. Temía que cancelara el aeropuerto en Texcoco, como lo hizo, un proyecto que significaba más de 84 mil millones de pesos en contratos para el Grupo Carso.

Meses más tarde, ya con AMLO de Presidente, Slim no se unió al consejo asesor empresarial. Quedaban atrás los años de buena opinión mutua entre político y empresario y los días de Slim restaurando el Centro Histórico de la Ciudad de México cuando AMLO era jefe de Gobierno.

Fue un bache breve. En el verano de 2019, Slim cenó en Palacio Nacional e hizo las paces con el Presidente. Allí, el magnate tomó dos decisiones prácticas: dio por perdido el proyecto de Texcoco y se benefició de un nuevo negocio. Fue el inicio de un sexenio de ganancias multimillonarias.

En aquellos meses, en paralelo a la cancelación de Texcoco, el gobierno negociaba con varias empresas la construcción de gasoductos marinos. Grupo Carso, el conglomerado de Slim, fue el primero que llegó a un acuerdo. Esto significaba que invertiría 100 mil millones de pesos en proyectos clave del obradorismo.

En la primavera de 2021, un tramo de la Línea 12 del Metro en la CDMX se desplomó y mató a 26 personas. Slim y AMLO tomaron, de nuevo, decisiones pragmáticas. DNV, empresa encargada de determinar las causas del derrumbe, señaló que CICSA, empresa controlada por Slim, obstruyó la investigación. Claudia Sheinbaum, quien entonces gobernaba la capital, amenazó con demandar a DNV. El Presidente, Slim y Sheinbaum acordaron que las empresas de Slim reconstruirían la Línea 12, sin costo para el gobierno, e indemnizarían a las víctimas con seis millones de pesos. El gobierno no llevó a la compañía a tribunales por las deficiencias de la obra.

Un año después, Slim asistió a la inauguración del nuevo aeropuerto en Santa Lucía. Durante la campaña de AMLO, dijo que era inviable. Al inaugurarse, declaró que era "una construcción espectacular". Después, sus empresas ganaron un contrato para proveer telefonía e Internet allí.

Para finales del 2022, el Presidente anunció que Slim había pagado 28 mil millones de pesos que debía a Hacienda y que era "el empresario más austero de México". Poco después, el Instituto Federal de Telecomunicaciones confirmó que había perdonado a sus empresas una multa de más de 22 mil millones.

Uno de los mejores negocios ocurrió en los meses siguientes. En mayo de 2023, Slim anunció que compraba un 49.9% de la empresa petrolera texana Talos. Con ello, el gobierno zanjaba un conflicto bilateral y Slim, otra vez, ganaba. Talos tenía desde 2015 un contrato para explorar petróleo en el Golfo de México. Dos años más tarde, encontró el megayacimiento Zama. El negocio significaría unos 30 mil millones de dólares en ganancias para México. El yacimiento estaba contiguo a uno de Pemex, que prometió explorar su parte del campo petrolero, pero no lo hizo. En cambio, en julio de 2021, la Secretaría de Energía anunció a Talos que Pemex operaría el yacimiento, sin haber invertido en él.

La empresa se quejó ante el organismo regulador de EU y acusó a México de violar el Tratado de Libre Comercio. Finalmente, Talos y Pemex resolvieron explotar juntos el campo. Después del acuerdo, Slim compró casi la mitad de las acciones de Talos. Luego, anunció un convenio con la CFE para construir un oleoducto de más de 400 km en el norte del país, hasta Mexicali, y compró una participación del 50% en Ichalkil y Pokoch, dos campos petroleros en Campeche. AMLO celebró, alegando que todos esos negocios quedaban "en manos mexicanas".

Según la revista Proceso, las empresas de Slim han ganado contratos por 52 mil millones de pesos con esta administración, más o menos la mitad de lo que ganaron con Peña Nieto. Su fortuna personal, dice Forbes, aumentó en 26 mil millones de dólares desde 2018 y regresó a la lista de los 10 hombres más ricos del mundo.

Comienza el año electoral y el fin del sexenio. Para cerrar 2023, Slim acompañó a AMLO a inaugurar el Tren Interoceánico, el Tren Maya y el aeropuerto de Tulum; a reuniones con empresarios, cenas y comidas. Después de todo, el gobierno de Obrador no resultó ser la amenaza que preocupó a Slim en 2018, sino más de lo mismo: un capitalismo donde el gobierno y el discurso cambian, mientras el hombre más rico del país siempre gana.

 

@penileyramirez

 

 

 

 

Ámbito: 
Nacional