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EL ASALTO A LA RAZÓN

AMLO y su confianza en delincuentes

La de estos días no es la primera vez que se pretende ligar a López Obrador con el narcotráfico.

En febrero del año pasado, en el proceso contra Genaro García Luna, su abogado César de Castro le preguntó a El Rey Zambada:

–¿Recuerda hablar que le pagó a Andrés Manuel López Obrador siete millones de dólares?

–No.

–¿Recuerda haber pagado, mediante Gabriel Regino, siete millones para una campaña de López Obrador?

–Sí recuerdo que le pagué un dinero a Gabriel Regino, pero no para López Obrador.

–¿No recuerda haber dicho que pagó a López Obrador para su campaña? –insistió De Castro.

Zambada reiteró: “No podría haber dicho eso, porque no es cierto”.

AMLO no entendió entonces que De Castro solo quiso exhibir lo desconfiable del testimonio del narcotraficante contra García Luna y hasta amenazó con demandarlo; lo llamó “falsario, calumniador y chueco”, y dijo que “resultó más derecho Zambada”.

Pero igualito que contra García Luna, o sea sin evidencia alguna, son varios los narcotraficantes que según anónimos agentes de la DEA y el FBI afirman hoy que la banda de El Chapo sobornó a gente de confianza de López Obrador (en primer término el honorable y fiel Nicolás Mollinedo, Nico).

Si algo entre curioso y morboso –no más– deja lo difundido es que las agencias gringas hicieron una pésima investigación y, por falta de evidencias, terminaron desechando el caso.

Entre los delincuentes graduados de testigos protegidos que nutrieron el reportaje figura Roberto López Nájera (clasificado con el pseudónimo Jennifer). Fue abogado de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, y es el mismo en que se basó la acusación y encarcelamiento por algo semejante a lo de AMLO contra el general Tomás Ángeles Dauahare (resultó inocente y recobró su libertad), ex secretario particular del ex titular de la Defensa Nacional Enrique Cervantes Aguirre.

(Sobre una inexistente “hija” de Cervantes, por cierto, a finales del siglo pasado, The New York Times publicó un fantasioso reportaje de supuesto “lavado de dinero”)

A mediados de los 80, las agencias estadunidenses fabricaron el cuentazo para idiotas de que los secretarios de Gobernación y la Defensa; el procurador general de la República, el gobernador de Jalisco y un cuñado del ex presidente Echeverría estuvieron en la sala de una casa de Guadalajara esperando a que en la habitación contigua torturaran y asesinaran al ex agente antidrogas Enrique Camarena.

Hoy, con “periodismo” carroñero sin fuentes ni pruebas, el reportaje contra AMLO apesta a venganza, porque a la DEA se le cebó su patraña contra el general Salvador Cienfuegos.

Lo más deplorable de todo es que para López Obrador la palabra de los criminales valga si es contra García Luna y quien sea, pero no si es contra él.

Y si hace diez años tuiteó la barbaridad de que “el caso Monex y la declaración del agente de la DEA, acerca de que El Chapo financió la campaña de EPN no deben quedar en el olvido”, hoy debe reconocer y apechugar que se le volteó el chirrión por el palito...

Ámbito: 
Nacional