El centro de Viña del Mar, destino turístico por excelencia en Chile, parece una ciudad desierta a las seis de la tarde en un día de verano. El toque de queda decretado por el Gobierno de Gabriel Boric en una de las zonas más afectadas por los incendios más mortíferos de la última década –van 112 fallecidos, según el último reporte– guardó a visitantes y locatarios en sus hogares. Por la noche, apenas se dejan ver algunos indigentes, pero sobre todo coches de la policía resguardando que se cumpla la restricción de traslado para facilitar las ayudas y evitar nuevos focos de fuego.
En los cerros de la llamada ciudad jardín la situación en distinta. Vecinos de la Villa Rukan, de la Villa Dulce o del Palto Miraflores se organizan en las calles para evitar saqueos o que se tomen sus terrenos, y persiste el temor a nuevos focos de fuego, pues la sospecha de que los incendios forestales fue intencional, como lo han señalado las autoridades, no se ha disipado. La tragedia, ha dicho Boric, es la más grande que ha vivido Chile desde el gran terremoto del 27 de febrero 2010, que dejó centenares de víctimas por el sismo y un maremoto. “Lo digo para que seamos capaces de dimensionar el dolor y la magnitud de lo que estamos viviendo”, señaló. Por ello, ha declarado dos días de duelo nacional a partir de este lunes.
Unos 40 kilómetros al sur de Viña del Mar el humo y el olor a tierra quemada escuece los ojos y seca la garganta. Los vestigios del voraz incendio forestal a la altura de Peñuelas, donde todavía se pueden observar algunos focos –pequeños, aparentemente controlado por la mejora en las condiciones climáticas– marcan el ingreso a la región de Valparaíso, ubicada a unos 120 kilómetros de Santiago. Los afectados exigen la presencia de los militares que, por orden del presidente Boric, han sido desplegados en los territorios más perjudicados, pero que muchos aún no los han visto. Esperan con angustia la tercera noche desde que las llamas arrasaron con miles de viviendas y hectáreas forestales.
Boric, que este domingo visitó la región, anunció que solo el Servicio Médico Legal (SML) –el organismo del Estado a cargo de las identificaciones– será el que informe sobre el número de fallecidos. Chile espera con dolor cada uno de los reportes, que ha ido elevando la cantidad de víctimas durante el día: si poco antes de las 14.00 horas eran 64 las víctimas fatales, nueve horas más tarde, a las 23.00 horas, se elevó a 112 fallecidos.
Desde la región de la catástrofe, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, ha sido el encargado de informar las 112 víctimas mortales, de las cuales solo 32 han sido identificadas, y que han practicado 38 autopsias por el SML, que ha sido reforzado con médicos forenses de todo el país ante la emergencia. Además, hay 10 cuerpos que están en condiciones de ser entregados a sus familiares. Ante la tragedia, Boric adelantó en la tarde que la cifra de las víctimas fatales “va a crecer significativamente”, y lo ha hecho para que la sociedad se prepare para lo peor.
La cantidad de viviendas afectadas ha ido en incremento. Monsalve, el subsecretario, ha informado que existe una proyección de hasta 12.000 en Viña del Mar –unas 31.000 personas –, y 2.000 en Quilpué –más de 7.000 personas–.
Los incendios forestales de Chile han azotado la zona centro-sur del país, pero en especial a la región de Valparaíso. En Viña del Mar todavía no ha sido posible, por la intensidad del daño, recoger, cuantificar ni identificar todos los restos humanos que murieron entre las llamas desde el viernes por la noche: muchas víctimas fueron alcanzadas por el fuego mientras huían. Por ello, la prioridad para el Gobierno, ha dicho la ministra del Interior, Carolina Tohá, ha sido salvar vidas y apagar el fuego.
A esto se han agregado dos tareas: llegar con ayudas a los damnificados y contabilizar el total de los muertos. “Ojalá podamos levantar los cuerpos de la mayoría de las víctimas hoy”, dijo el domingo Tohá, quien añadió que esa labor fue muy compleja de realizar el sábado por la dificultad de acceso a los lugares todavía azotados por las llamas.
La alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, informó de que el número de desaparecidos alcanza los 190, pero la información no ha sido confirmada por las autoridades del poder central que, agrupados en el Comité de Gestión del Riesgo de Desastres (Cogrid), realizan varios los balances cada jornada.
En pleno verano, las ciudades de Viña del Mar, Quilpué, Limache y Villa Alemana han debido acatar toques de queda desde la noche del viernes, una medida que posiblemente se mantendrá varios días, ha informado Boric. Las autoridades buscan ayudar los trabajos de emergencia, facilitar las evacuaciones cuando sea necesario y, de paso, proteger de los robos lo poco y nada que quedó en pie. En estas horas, entre cenizas y humo, hay quienes han robado a las víctimas de los incendios.
Pero no solo el dolor es lo que enfrenta Chile. También crece la sospecha de que los incendios han sido intencionales, por lo que la Fiscalía ya ha iniciado una indagatoria en el sector Las Tablas, en Pueñuelas, donde partió el fuego el viernes. El presidente Boric ha dicho que ha instruido recopilar “toda la información”. “Resulta difícil pensar que pudieran existir personas tan miserables y desalmadas capaces de causar tanta muerte y dolor. Pero si estas personas existen, las vamos buscar, las vamos a encontrar y tendrán que enfrentar no solamente el repudio de la sociedad entera, sino también todo el peso del derecho y de la ley”.