Veremos quién puede volver un discurso político convincente la boruca legislativa que destapó el Presidente el día de la Constitución… contra la Constitución.
A ver quién puede ponerle cifras o dar un viso de viabilidad, a las pocas cosas interesantes, sólo dos, que el paquetote propone.
Las dos cosas interesantes son que los jubilados puedan retirarse con el 100% de su último salario y que empecemos una era de aumento anual de los salarios mínimos por encima de la inflación.
La oferta del 100% de retiro es como la de la Farmaciota inventada por el gobierno. Parece contener todo pero tiene poco. Ofrece un pago de pensiones al 100%, sólo para salarios que no superen los 16 mil pesos, el salario promedio de los derechohabientes del IMSS.
La propuesta llega al ridículo cuando se revisan las supuestas fuentes de ingreso con las que se integrará un fondo inicial de pago para lo propuesto: 64 mil millones.
Este fondo incluiría parte de las utilidades de las empresas militares, el AIFA, el Tren Maya, Mexicana de Aviación y lo que falte. Sabemos ya que con esas empresas no tendremos sino lo que hemos tenido: pérdidas y subsidios. No ganancias.
Con este rubro podemos dar por terminada la discusión sobre la seriedad de la ley de pensiones propuesta: piensan pagarla con pérdidas y subsidios, que se volverán utilidades por arte de magia.
Demagogia fiscal pura.
Ahora, los salarios mínimos:
La inflación del mes de febrero anda arriba del 4 por ciento. Para que se cumpla el aumento de los salarios mínimos por encima de la inflación, como se propone en la boruca legislativa, los salarios mínimos deberán aumentarse 5% el año entrante. Y más de 30% durante el siguiente sexenio, con una economía que durante los últimos seis años creció en promedio sólo 1%.
Más demagogia. No habrá dinero para esos aumentos en la economía general. Menos en el gobierno, que marcha hacia el 2025 con una soga fiscal en el cuello.
Del resto de la boruca reformista propuesta por López Obrador, al cuarto para las doce de su fin de gobierno, lo que puede decirse es que se trata de un ejercicio de ilusionismo autocrático presidencial.