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SERPIENTES Y ESCALERAS

La gubernatura de Morelos en el 2018 va a ser para el PAN o para el PRI, depende quien lea mejor los escenarios y actúe en consecuencia. El PRD va en caída libre y no hay manera de que logre retener el control del estado. La imagen y el candidato serán las claves del triunfo. La mejor propuesta de campaña será meter a la cárcel a Graco.

 

El triunfo electoral en Morelos en las próximas elecciones depende de lo que los partidos hagan desde ahora. El PAN y el PRI se perfilan como los más fuertes aspirantes a gobernar el estado, MORENA ocupa el tercer lugar y el PRD, según la última encuesta de preferencia electoral, cayó hasta la cuarta posición y pronto podría ser superado por el Verde. La clave del triunfo en las urnas ya no va a ser el manejo de las estructuras, sino la imagen y los candidatos que postulen los partidos.

A nadie sorprende que el partido de Graco Ramírez sufra un desgaste tan grande; pocos apuestan por el futuro de esa institución porque entienden que el peso del gobierno del tabasqueño en Morelos representa una lápida imposible de cargar por cualquier candidato.

No hay manera de que el Sol Azteca retenga la gubernatura de Morelos: el deterioro de sus siglas es monumental y se lastima cada día con las acciones y las decisiones que toma el jefe del ejecutivo morelense. El PRD carga con un doble desgaste que resulta de la desatinada conducción del partido a nivel nacional, los escándalos de corrupción y protección a narcotraficantes y por supuesto, los conflictos y la mala imagen de Graco Ramírez.

Hoy no hay nada peor en el escenario político local que la figura del gobernador progresista. Su manera de ejercer el poder, sus enfrentamientos, sus ausencias constantes y la falta de resultados de su administración se combinan con una pésima estrategia de comunicación y una embestida social muy fuerte desde diferentes espacios físicos y virtuales.

La apuesta del perredismo en Morelos es mercantil, no política: Rodrigo Gayosso se ha dedicado a comprar figuras de otros partidos pensando que a partir de ahí puede construir un modelo competitivo que le sirva como plataforma para lanzarse como candidato al gobierno de Morelos. El junior quiere mantener el poder para seguir haciendo negocios desde el gobierno.

Estas ocurrencias y los excesos políticos de la nueva visión han hecho fracasar el proyecto de izquierda en Morelos. De aquel viejo perredismo combativo, representativo de las causas sociales, vinculado a muchos grupos ciudadanos y defensor permanente de las causas populares ya no queda nada. Los hombres y mujeres de izquierda que dieron vida al PRD en la entidad se han alejado desde hace tiempo y muchos de ellos, incluso, se han sumado a los grupos que combaten públicamente a este gobierno.

El escenario abre la oportunidad al PRI y al PAN; según las últimas encuestas realizadas en la entidad, estos dos partidos tienen la mayor preferencia electoral y podrían ser el camino que los ciudadanos utilicen para modificar el status quo de las cosas.

Entendamos que tanto el PRI como el PAN son partidos que también tienen un enorme desgaste y padecen de una notable descomposición interna, pero frente a la catástrofe del PRD podrían coyunturalmente recuperar los espacios que la gente quiere arrebatar al partido de Graco Ramírez.

Pero para que la estadística se convierta en realidad hay muchas cosas que los partidos y sus integrantes deben hacer. No siempre lo que marcan las encuestas se refleja en resultados: en Morelos los políticos no han sabido leer los escenarios y suponen que una tendencia es garantía de triunfo.

PAN y PRI se han equivocado al pensar que la ventaja estadística les permite hacer lo que quieran en el diseño de sus estrategias y en la selección de sus candidatos. Ambas instituciones fallaron cuando creyeron que la ventaja era garantía de triunfo y sobre todo, cuando a partir de ello tomaron malas decisiones al elegir sus abanderados.

Algunas de las lecciones más importantes que dejó la pasada contienda electoral en México es que el votante ha madurado y ya no se deja comprar por los políticos. En doce estados de México los partidos armaron su estrategia en base a una estructura y pensaron que con otorgar recursos a sus operadores y despensas a los ciudadanos garantizaban los votos, pero las cosas no les salieron.

Ahora los ciudadanos acuden al llamado de todos los partidos, aceptan los regalos que les dan todos los candidatos, pero votan como quieren. El control que los políticos tienen de las elecciones a partir de sus estructuras es cada vez menor.

Otra enseñanza reciente es el peso de la imagen: Cuernavaca fue un laboratorio político para todos, los tres partidos grandes apostaron por figuras obsoletas, por esquemas electorales viejos y sus acomodos de poder no dieron cabida a los verdaderos liderazgos. Pensaron que la percepción no importaba, que los ciudadanos no recordarían y que una despensa o algunos cuantos pesos borrarían de su memoria los excesos. Se equivocaron.

El perfil de los candidatos y el manejo de la imagen de los partidos será fundamental en el triunfo del 2018, no hay manera de que un partido obtenga el triunfo con los mismos esquemas electorales, ni manera de que un político mal visto logre con dinero superar el desprecio de los votantes. La gente observa, decide y con su voto premia o castiga.

Estadísticamente en Morelos la preferencia electoral vuelve a estar a favor del PRI, pero eso no garantiza que ese partido triunfe. En los últimos cuatro procesos electorales los priístas han llegado con esa tendencia y al final pierden como consecuencia de sus problemas internos y la pésima selección de candidatos.

En el 2018 el PAN puede aprovechar la coyuntura y recuperar el poder perdido en el 2012. Acción Nacional no es la primera fuerza, no tiene el control del estado ni tampoco el de la federación, pero podría convertirse en el eje que de nueva cuenta articule un cambio político en Morelos, como lo hizo en el año 2 mil. La clave para el PAN igual que para el resto de los partidos es la presentación de buenos candidatos, caras nuevas, figuras diferentes y tener un buen manejo de imagen ligado a la agenda social del estado.

La historia electoral del 2018 se está comenzando a escribir desde ahora. El diseño de una buena estrategia pasa por un adecuado manejo de imagen y una buena selección de candidatos. Una falla en cualquiera de estas dos variables puede hacer perder cualquier ventaja.

·         posdata

El PRD está armando una estrategia mercantil y convenenciera: Rodrigo Gayosso ha dicho que quiere ser el candidato a la gubernatura y ello, incluso, ya le trajo algunos roces con su padrastro. El dirigente del PRD está comprando actores políticos de todos los partidos con la idea de armar una plataforma socialmente rentable que le impulse a la gubernatura.

Lo que no toma en cuenta el novel político es el peso de la mala imagen del gobierno estatal y los escándalos propios. En las mediciones Gayosso es poco conocido, tiene un nivel importante de negativos, pero sobre todo cargará con el peso del gobierno de nueva visión.

El gobernador también juega: Graco sabe que las cosas están muy complicadas y por eso trata de construir un gran frente electoral que le ayude a mantener el poder; el tabasqueño insiste en una alianza con el PAN, vende esa idea desde México y coloca a Morelos como moneda de cambio en un acuerdo nacional. Paralelamente el perredista busca tener candidatos afines en otros partidos para jugar la elección con propuestas de varios colores.

El PRI no tiene pies ni cabeza: la dirigencia es un ente amorfo y sin rumbo, carece de estrategia, de personalidad y de carácter. El partido está rebasado por los grupos internos y los caciques de siempre se mueven con la idea de controlar las candidaturas e imponer incondicionales.

Individualmente hay varios personajes que alzan la mano, ahí está Matías Nazario, Maricela Velázquez, Jorge Meade, Francisco Moreno, Guillermo del Valle y Amado Orihuela; ninguno de ellos tiene condiciones para ganar la elección, pero todos piensan que merecen ser postulados. El PRI podría recuperar Morelos, pero no con los personajes que hoy están a la vista.

Acción Nacional podría dar la sorpresa; aún sin tener el manejo del estado ni la federación, el PAN se ha vuelto de nueva cuenta una alternativa para la sociedad. Los panistas son los que menos desgaste público tienen y además los que menos conflictos internos podrían enfrentar.

En el PAN sobresale la figura de Javier Bolaños; no se ve otro personaje que le quiera hacer sombra. En algún momento se especuló que los panistas podrían arropar al alcalde Cuauhtémoc Blanco, pero vistos los últimos escándalos es muy difícil que esa institución lo vea como una propuesta seria.

Javier Bolaños goza de un escaparate nacional que ningún otro político morelense tiene y si sabe aprovecharlo, el impulso que le dejará la presidencia del congreso federal lo puede impulsar hasta la gubernatura de Morelos en el 2018.

MORENA es un partido que a nivel nacional se perfila como una fuerza importante, pero en Morelos carece de personalidad, de agenda social y de liderazgos. El Movimiento de Regeneración Nacional seguramente arrebatará muchos votos al PRD, pero no se ve (por ahora) como un proyecto con posibilidades reales de ganar la gubernatura de Morelos.

·         nota

Los hermanos Yáñez han emprendido una lucha frontal contra el alcalde de Cuernavaca. Atrás quedaron los tiempos de amor entre todos ellos y las expresiones de Julio desde la tribuna del congreso, asegurando que Cuauhtémoc era “el mejor presidente municipal en la historia de Cuernavaca”

El duelo entre los grupos es frontal: de un lado están Julio y Roberto Yáñez junto con Rodrigo Gayosso y Manuel Martínez Garrigós; del otro está el alcalde Blanco, su representante José Manuel Sanz y su asesor político Juan José Arrese. Unos y otros están enfrascados en una batalla mediática sin tregua y de la cual todos saldrán perdiendo.

Las acusaciones contra el alcalde tienen que ver con el contrato que habría firmado para ser candidato y el dinero que desde la administración habrían desviado para pagar a sus familiares; paralelamente hay demandas ante la Fepade por la falsificación de documentos y alteración del padrón electoral al documentar un domicilio falso para acreditar su residencia legal.

Este último punto es el verdaderamente peligroso para Cuauhtémoc Blanco. La falsificación de documentos y alteración del padrón electoral es un delito federal que sí le pueden cuadrar y que tendría consecuencias muy graves para su persona. En esta historia, por cierto, los hermanos Julio y Roberto no son ajenos, pues fueron ellos quienes diseñaron el fraude y procesaron la documentación apócrifa.

En medio del pleito está la ciudad: ni Julio, ni Roberto, ni José Manuel ni Cuauhtémoc son inocentes en esta historia, todos ellos cometieron irregularidades y delitos que hoy tienen a la capital de Morelos en una encrucijada. El cabildo esta dividido, el alcalde no tiene respaldo interno y quien está detrás de todos los movimientos que desestabilizan a la ciudad es el hijastro del gobernador.

Si el conflicto se alarga y en algún momento las autoridades o el congreso deciden entrar de fondo al tema, lo conveniente para Cuernavaca es la disolución del ayuntamiento y la designación de un consejo ciudadano.

Insisto: Cuauhtémoc Blanco se ha equivocado y sigue cometiendo muchos errores, pero los hermanos Yáñez y Gayosso son mucho peor.

·         post it

Lo cuentan en los pasillos de poder de la Ciudad de México: el escenario para Graco es terrible: ya no hay respaldo nacional y se tienen muchos frentes abiertos en lo local. “Si sus críticos y opositores no bajan la guardia, pronto habrá consecuencias muy serias para Graco y su gobierno

·         redes sociales

Los esfuerzos institucionales para sacar adelante la imagen del gobernador Graco Ramírez no dan frutos. El anunciado cambio de estrategia en comunicación no se ve y el manejo de redes sigue siendo deplorable. A pesar de la enorme inversión hecha por este gobierno para viralizar las acciones del jefe del ejecutivo, la historia en los espacios virtuales no cambia: el tabasqueño sigue siendo una figura repudiada y su TimeLine se llena de reclamos, ofensas y hasta amenazas.

Los estrategas de prensa de este gobierno confunden manejo de imagen, manejo de medios y contención de crisis. La comunicación gubernamental es insulsa, no tiene impacto ni mejora la mala percepción que hay en la entidad ni respecto a la figura del tabasqueño.

Peor aún: piensan que los conflictos sociales y políticos se resuelven con entrevistas y con selfies. Repito: el problema no es sólo de diseño de estrategia, es fundamentalmente de actitud del gobernante.

Cero… y serán tres.

Comentarios para una columna sonriente: eolopacheco@elregional.com.mx

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