La operación por 6 mil 200 millones de dólares, destacó la compañía, va en línea con su compromiso con la descarbonización.
"La desinversión se cierra de acuerdo con los términos acordados el pasado mes de junio y encaja dentro de la estrategia del grupo Iberdrola, contribuyendo al cumplimiento de sus compromisos de descarbonización", informó ayer.
Antes de iniciar el proceso de venta el año pasado, Iberdrola había sido objeto de múltiples ataques del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien la acusó de ejercer un monopolio, de contratar al ex Presidente Felipe Calderón y a integrantes de su Gabinete y de operar en México con abusos y como si fuera tierra de conquista.
La venta se concretó tras ser avalada por la Comisión Federal de Competencia (Cofece), que entre las condiciones que impuso fue que las centrales fueran operadas por una empresa independiente, sin intervención de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).