Otra vez, el voto de los narcos
A solo unos días de que el presidente López Obrador descartara riesgos relacionados con la intervención del crimen organizado en las próximas elecciones, se registraron, con solo unas horas de diferencia, dos ataques en contra de aspirantes a las alcaldías de Taxco, en Guerrero, y de Maravatío, en Michoacán.
A las 9 de la mañana el priista Omar Javier Flores Majul fue atacado a tiros desde un vehículo en las inmediaciones de la caseta de Zacapalco, ubicada en el municipio de Buenavista de Cuéllar.
Flores Majul salió ileso del ataque debido que se desplazaba en una camioneta blindada. El ataque ocurre, sin embargo, en un ambiente de violencia desbordada que ha paralizado las actividades sobre todo comerciales en Taxco, y que por momentos convierte a esta ciudad en un verdadero pueblo fantasma.
Hace dos semanas el presidente municipal, Mario Figueroa Mundo, confirmó que la camioneta blindada en la que salía de un evento en Loma Larga fue atacada con armas de alto poder por motociclistas, uno de los cuales murió en el ataque.
Horas después del atentado en contra de Omar Javier Flores Majul se reportó el asesinato del candidato de Morena a la presidencia de Maravatío, Miguel Ángel Zavala Reyes.
Zavala Reyes, un respetado médico ginecólogo, fue atacado en las cercanías de una clínica por dos sujetos que descendieron de un vehículo y abrieron fuego en su contra.
Colegas suyos, que se hallaban en el interior de la clínica, intentaron auxiliarlo. Pero el candidato no sobrevivió.
Hace apenas cuatro meses, Dagoberto García Rivera, líder de Morena en Maravatío, y candidato que según las encuestas tenía amplias posibilidades de verse favorecido en el próximo proceso electoral, fue reportado como desaparecido.
Dos semanas después, su cadáver fue encontrado a 30 kilómetros de la cabecera municipal, en la comunidad de Ucareo. De acuerdo con testigos, tres hombres armados lo habían encañonado, obligándolo a bajar de su auto cuando transitaba por una de las avenidas principales de la ciudad.
En un informe sobre la violencia política en 2024, Integralia ha situado a Chiapas, Colima, Guerrero, Michoacán, Morelos y Jalisco como entidades que se encuentran en altísimo riesgo de cara a las próximas elecciones.
En alto riesgo se encuentran también Baja California, Chihuahua, Sonora, Estado de México, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.
Desde junio de 2023, fecha en que los partidos iniciaron procesos para elegir a sus candidatos a la Presidencia de la República, una veintena de aspirantes, entre los que figuran políticos de prácticamente todos los partidos, han sido asesinados en México. La sangre ha corrido en Puebla, Guanajuato, Veracruz, el Edomex, Michoacán, Guerrero, Morelos, Chiapas y Jalisco; las balas han cobrado las vidas de aspirantes del PRI, el PAN, el PRD, Morena, Movimiento Ciudadano y el Partido Verde.
El 10 de febrero pasado el candidato a diputado federal Yair Martín Romero Segura fue atacado a tiros en Ecatepec. En la agresión perdió la vida su hermano. El candidato había recibido amenazas por parte de un grupo delictivo.
La reportera Jannet López Ponce ha documentado que los cárteles de la droga “han comenzado a operar en distintos niveles de gravedad, en la escena electoral”. Según su investigación, en Zacatecas, Guerrero y Guanajuato el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación han enviado mensajes y amenazas por medio de intermediarios:
“‘A un aspirante a presidente municipal lo levantan, lo llevan a una oficina y le dicen que no puede participar’, ‘a otro le mandan decir a través de un presidente municipal que mejor se baje’, en otro caso, a un aspirante ya le había advertido que no participara como candidato, él no se baja y le matan a su hermano’, ‘a dos candidatos les mandaron decir que mejor se bajaran por las buenas’”, escribe López Ponce.
En las elecciones intermedias de 2021, 102 políticos –entre ellos 26 candidatos a distintos cargos– fueron asesinados. En esos comicios se registró la mayor operación electoral por parte del crimen organizado que se haya documentado. Los grupos criminales operaron sobre todo en la costa del Pacífico, pero lo hicieron también en la frontera norte, el Bajío, y a lo largo del Golfo de México. Fue al mismo tiempo el proceso electoral más violento de la historia, con más de mil agresiones registradas: asesinatos, secuestros, ataques a oficinas de campaña, amenazas, golpes, intimidaciones…
El 7 de junio de 2021, el presidente de México aseguró, sin embargo, que la delincuencia organizada, en general, se había portado “muy bien”.
Hoy que la noche se viene otra vez, asegura que no hay riesgos: que el país “está en paz”, que “hay tranquilidad”, que “hay gobernabilidad”.
Dos ataques armados y un candidato muerto. El saldo del día ayer.