El slogan se presenta ahora como un dilema que la candidata presidencial Claudia Sheinbaum grita en las plazas: ¿quieren “seguir adelante con la transformación” o volver al pasado?
Es un dilema retórico. Cuenta de antemano con que la respuesta será “seguir adelante”, no volver al pasado.
El slogan sugiere que el pasado fue obviamente peor que el presente.
Pero no hay nada obvio en esa sugerencia. Apenas empiezan las comparaciones reales del presente con el pasado, el slogan se disuelve en el aire.
Por ejemplo:
¿Todo tiempo pasado fue peor en violencia e inseguridad?
No. El presente es peor, por varias decenas de miles de muertos y por una mayor cantidad de ciudades, regiones y comunidades asoladas por el crimen.
El pasado del gobierno de Fox en materia de seguridad fue mejor que el presente. El de los gobiernos de Salinas y Zedillo, también. En su peor momento de violencia, el sexenio de Calderón fue muy malo, pero no peor que el de López Obrador.
En el sexenio del gobierno de Vicente Fox hubo 60 mil 280 asesinatos. En el de Felipe Calderón, 120 mil 463. En el de Enrique Peña, 156 mil 066.
En el de López Obrador van más de 180 mil.
¿Qué queremos en esta materia: “seguir adelante” o “volver al pasado”?
Que lo responda la candidata Sheinbaum.
¿No quisiera que un toque de magia estadística le diera hoy al gobierno de López Obrador las cifras de violencia del gobierno de Calderón? ¿No soñaría ella con alcanzar las cifras de Fox? ¿Querría “seguir adelante” en esto o “volver al pasado”?
Todos los sexenios del pasado en materia de violencia fueron inaceptables. Pero ninguno alcanzó las cimas de violencia del de López Obrador.
En esta materia, como en muchas otras, el pasado fue menos malo que el presente. Y lo que hay que hacer no es “seguir adelante” con el presente, sino ponerle un freno, echar las cifras atrás, alcanzar las mejores del pasado.