Las mujeres de la Ciudad de México comenzaron este 8 de marzo una lucha generacional contra la violencia de género. Las tradicionales imágenes de jóvenes encapuchadas pasaron a segundo plano cuando una nueva consigna ganó el protagonismo: “soy tu madre, soy tu abuela, somos todas, somos ellas”.
Los pañuelos morados se combinaron con cabelleras blancas que eran distinguibles y, por momentos, mayoritarias, pero siempre solidarias con las más jóvenes, las que han sufrido de más violencia, pero quienes tuvieron el arrojo de iniciar la lucha.
El gobierno capitalino reportó la participación de 180 mil mujeres, quienes llenaron el Zócalo convocadas por una causa en común, sin líderes ni protagonistas. Abarrotaron el Metro, cada estación era una fiesta, entre desconocidas hermanadas. “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, “no me cuida la policía, me cuidan mis amigas”.
Es la lucha por las que ya no tienen voz, por las que un día nunca volvieron, por las que sucumbieron ante el patriarcado y su violencia, mujeres de todas las edades marcharon y contaron sus historias de violencia.
Casos de impunidad, feminicidios, madres buscando a sus desaparecidas. Y nuevamente el papá buscador que desde 2009 mantiene la esperanza de encontrar a Esmeralda. “No me quise ir sin agradecerles por levantar la voz por mi hija y por todas las mujeres que han sido desaparecidas o asesinadas. Gracias por acompañarme. Hasta la victoria, compañeras”, dijo José Luis Castillo.
La manifestación de este 8 de marzo no brindó aquellas imágenes violentas de años anteriores, pero sí muchas muestras de sororidad, cariño, apoyo, respaldo, gusto por marchar. Salvo algunos episodios donde se respiró gas pimienta, ya frente a Palacio Nacional, que permaneció amurallado como cada año.
Donde abundaron las imágenes de policías intentando sofocar la protesta fue lejos de la capital del país. En algunas entidades las calles principales se pintaron de morado. Cientos de mujeres las tomaron para exigir sus derechos, pero hubo conatos de violencia, quema de puertas y golpes.
En redes sociales se hizo viral la imagen de una joven que fue arrastrada y hasta despojada de su blusa por elementos de la policía de Zacatecas, luego de que la manifestante realizaba algunas protestas. Mientras que en Guanajuato, al grito de “¡fuera!”, un hombre fue golpeado por un contingente negro tras increparlas. Y prendieron fuego al Teatro Juárez.
En Veracruz, madres de familia cuyas hijas han sido violentadas física, sexual y psicológicamente se manifestaron en la sede de la Fiscalía General del Estado (FGE) con sede en Minatitlán para exigir justicia y demandar la falta de avances en sus denuncias.
Ahí llegó Macaria Cruz, quien desde marzo de 2023 denunció el abuso sexual de su hija al interior de la Escuela Secundaria Técnica Industrial número 88, presuntamente por un compañero de clases. La mujer llevó un pastel y cantó las mañanitas a los trabajadores de la dependencia, con la letra modificada, para reclamar que se cumplió el primer año de su caso sin que logren detener al agresor de la menor de 14 años.
“Estas son las mañanitas, que le canto a la fiscalía, para que hagan justicia, se las cantamos aquí”, cantó la madre muy molesta, mientras mostraba el pastel de chocolate, el cual dejó en la puerta de la fiscalía de Minatitlán.
En Xalapa fueron alrededor de 5 mil las que marcharon hasta el centro de esa capital. Con exigencias de justicia para víctimas de abusos y feminicidio, castigo a violadores, no más violencia vicaria y seguridad que les permita vivir en paz, más de 15 mil tomaron las calles y plazas públicas en diversos municipios veracruzanos.
En su recorrido, algunas de ellas realizaron pintas y arrojaron bolsas con pintura al edificio que alberga las oficinas de la Secretaría de Seguridad Pública estatal. Ante las protecciones metálicas colocadas, las mujeres llevaron una escalera para lanzar la pintura por arriba de las mismas.
Además, en Boca del Río más de 2 mil mujeres asistieron a la concentración y marcha con causa convocada por las Brujas del Mar; salieron de la Plaza Dorada hacia Distrito Boca, donde se celebró un espectáculo musical con Prania Esponda, rapera feminista de Tlaxcala.
En Oaxaca capital, colectivos femenistas, de desaparecidos y grupos radicales causaron caos, saqueos y disturbios. Quemaron la puerta del palacio de Gobierno y destruyeron vallas metálicas y de madera que habían sido colocadas como contención para resguardar bancos, tiendas de conveniencia, boutiques y edificios históricos, como la Catedral, que terminaron por ser vandalizados.
Las inconformes cubiertas del rostro con pasamontañas, pantimedias y paliacates, con martillos y palos, lapidaron la fachada de inmuebles y destrozaron ventanales, así como cajeros de sucursales bancarias. En la incursión también hubo saqueos y fueron atacados negocios, como zapaterías, tiendas de ropa y restaurantes, además de distribuidoras de automóviles.
La marcha de los grupos radicales logró aglomerar a más de 2 mil manifestantes. Es de precisar que pese a las acciones violentas no hubo incursión policiaca. En la catedral, donde fueron retiradas las vallas metálicas, las activistas realizaron pintas y grafiti. Además, en su trayecto fueron colocados tendederos en los que exhibieron a violentadores de género, entre ellos agresores sexuales y deudores alimentarios.
En Puebla capital, integrantes de la marcha del llamado bloque negro que intentaron derribar las vallas metálicas que resguardaban el palacio municipal fueron repelidas por la policía con polvo de extintor. Luego de que algunas manifestantes patearan e intentaran calentar las estructuras metálicas con fuego, las agentes respondieron con polvo de extintor mezclado con pintura azul, e incluso en algunos casos hasta con chorros de agua.
En algún momento las feministas lograron derribar una de las vallas, sin embargo, en el forcejeo entre manifestantes y policías por el control de la estructura ésta terminó por caer sobre una persona que de inmediato se reincorporó y se retiró del lugar.
Durante la marcha del Frente Feminista Radical fueron reportados algunos hombres infiltrados a tal grado que un grupo especializado de la policía municipal detuvo a uno de ellos cuando estaba justo frente al palacio municipal.
En Campeche, al grito de “¡fuimos todas!”, las jóvenes participantes en la marcha conmemorativa destrozaron vidrios y provocaron un incendio en Palacio de Gobierno. Encubiertas y tapándose unas a otras destrozaron los paños de vidrio de la primera planta del edificio y provocaron un incendio. Fuentes cercanas al gobierno dijeron que estuvieron a punto de dañar el centro de control eléctrico de la sede.
Entre pintas y consignas, más de 6 mil mujeres se movilizaron por calles del centro de Pachuca, Hidalgo, para exigir justicia por los feminicidios, abusos sexuales y desapariciones, así como por la violencia contra la población femenil del estado.
La movilización partió de la explanada de la plaza Juárez, para tomar la avenida del mismo nombre y llegar a la glorieta Revolución; luego salieron rumbo a la explanada de la plaza Independencia. En este punto tiraron las letras turísticas de la ciudad.
En Villahermosa, Tabasco, con una mayor participación que años anteriores, en esta ocasión el Día Internacional de la Mujer concentró a más de 600 integrantes de 21 colectivos feministas para exigir un alto a los feminicidios, que ya suman ocho en este primer trimestre.
La concentración inició en el parque Manuel Mestre, ubicado frente la Quinta Grijalva (casa del gobernador Carlos Manuel Merino), para desplazarse por Paseo Tabasco hacía la avenida 27 de Febrero y concluir en Plaza de Armas, frente al palacio de Gobierno, donde a poco metros un reducido grupo de antimotines resguardaban el edificio del Poder Judicial.
En el trayecto y bajo consignas “¡El que no salte es macho!”, “¡No somos malas, pero podemos ser peores!”, los colectivos integrados por madres buscadoras, violencia vicaria, familiares de desaparecidas, entre otros, realizaron pintas en edificios como el Instituto Juárez, el Palacio de Gobierno y la escuela primaria Rafael Concha Linares, en esta última se demoraron unos minutos para acusar que en dicha institución educativa se solapa a maestros acosadores.
En esta ocasión los colectivos cambiaron el color rojo de la Bandera de México por el purpura, distintivo del día 8M. La activista Gudelia Delgado explicó que no las escuchan pese a la pintas “intervencionistas” que han realizado durante tres años.