Una ola violeta desbordó el transporte público, avenidas de acceso al Centro Histórico y la plancha del Zócalo en la marcha del 8 de marzo por el Día de la Mujer.
El Gobierno capitalino calculó en 180 mil la asistencia y la calificó de cifra récord pero el flujo de manifestantes desde la mañana hasta después de las 20:00 horas copó las arterias de la zona.
Fue una manifestación en la que prevaleció el reclamo por justicia ante la violencia machista a la vez que destacó el júbilo por ocupar las calles y manifestarse libremente.
Ya en el Zócalo, un grupo de mujeres plantó a las 17:49 horas una bandera, ante la ausencia del lábaro oficial en el asta monumental.
Las manifestantes brincaron, bailaron y se arrojaron diamantina durante la movilización junto con la exhibición de pancartas de exigencia.
Mujeres de distintas generaciones, familiares de víctimas de feminicidio, padres de personas desaparecidas cimbraron por más de nueve horas el Centro de la Ciudad.
Desde la mañana andenes y vagones del Metro lucían abarrotados por las asistentes que se dirigían hacia los puntos de concentración, como la Glorieta de las Mujeres que Luchan, el Ángel de la Independencia y el Monumento a la Revolución.
"(Es una marcha) bastante poderosa, emotiva por la energía de las chicas, las consignas, mucha euforia, pero es triste que se marche por mucha violencia, desaparecidas, asesinadas; hay mucha alegría en los contingentes pero atrás hay mucho dolor", subrayó Sandra González, capitalina víctima de violencia.
A las 12:25 horas comenzaron a arribar los primeros contingentes al Zócalo y la oleada se iría incrementando en las siguientes horas, pese a las altas temperaturas que se registraron y que se reflejaron en las 112 atenciones a civiles y 52 a policías por insolación. Los últimos grupos ingresaron a la Plaza de la Constitución hacia las 20:00 horas.
Guadalupe, madre de familia de 32 años, asistió por primera vez a la megamanifestación y se conmovió al observar a una de sus hijas, de 8 años de edad, gritar.
"Vengo para exigir justicia, mi amiga Michelle hace ocho años la mataron y fue un feminicidio que quedó como si fuera un asalto, creo que tenía un deber social", contó.
Los reclamos fueron múltiples. Los que venían por mujeres desaparecidas, los de familiares y amigas de víctimas de feminicidio, los de madres que han vivido violencia vicaria.
A diferencia de años anteriores, el agrupamiento Atenea de la SSC se mantuvo desplegado sólo en algunos puntos, lo que mantuvo los conatos de enfrentamiento como eventos aislados.
En la mayoría de las ciudades del País también se realizaron movilizaciones multitudinarias con la misma exigencia: frenar la violencia machista.