Será también inolvidable en su poder de generar repudio y rabia contra los perpetradores. Lo sucedido puede verse en la cuenta de X de Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga).
Policías equipados con escudos y cascos avanzan en busca de unas muchachas que ya no están marchando,y escogen primero a una, luego a otra, para arrastrarlas a su dominio.
Su dominio es el espacio, ya libre de manifestantes, del edificio de gobierno que han protegido con gases, como si repelieran el asalto de unos bárbaros.
Los temidos bárbaros son las mujeres que marchaban por el día internacional de la mujer, en Zacatecas, como en todo el país, y como en la Ciudad de México, que también fue amurallada en las calles de la marcha, y en Palacio Nacional, y donde se usaron también gases lacrimógenos.
La bandera que ondea normalmente en el Zócalo capitalino, fue también retirada de esta marcha, como la retira este gobierno para las marchas que no le gustan.
Como si la bandera pudiera retirarse a discreción, sugiriendo que pertenece a unos mexicanos y a otros no, según el capricho del habitante de Palacio, recinto público, por cierto, que en lo sustancial ha sido también expropiado y apenas puede visitarse como antes.
Ya todo esto es lamentable e inadmisible, pero lo hecho en Zacatecas por la policía contra las jóvenes indefensas a las que arrastraron por los pelos y casi desvistieron en el jaloneo, es sencillamente imperdonable.
En los gritos que se escuchan en el video se oye la verdad del hecho. "Déjenla, estúpidos. Es sólo una niña".
Pero no las dejaron. El secretario de gobierno del estado, Rodrigo Reyes Mugüerza, emitió un boletín cuyas primeras palabras son "Lamento profundamente los hechos…”.
No, no es un asunto de lamentar. Es un asunto de castigar a sus jenízaros y castigarlo a él mismo como autoridad responsable por violencia flagrante de género.
Tienen el estado entregado a los criminales. El valor les alcanza solo para violentar y vejar a unas muchachas.