El dilema de Claudia
La candidata de Morena y sus partidos aliados, Claudia Sheinbaum, presentó el pasado 18 de marzo una propuesta de programa de energía que incluye el fortalecimiento de Pemex y de la CFE, pero al mismo tiempo un mayor avance en la transición energética.
¿Cómo conciliar ambos propósitos?
Permítame señalar cuál es la propuesta.
“Pemex y la CFE seguirán fortaleciéndose como empresas públicas estratégicas en beneficio de los consumidores domésticos y del desarrollo nacional”, señala una de las líneas de acción planteadas.
Más abajo detalla: “En los próximos años, la producción de petróleo se mantendrá en 1.8 millones de barriles diarios. El crecimiento de la demanda deberá ser absorbido por fuentes renovables de energía…. Pemex también, como otras empresas petroleras, puede participar en la explotación del litio, por ejemplo, y en la producción de energía térmica y eléctrica con fuentes renovables de energía”.
Es cierto que hay empresas petroleras que están transitando a convertirse en empresas dedicadas a la producción de energía proveniente de fuentes renovables.
Sin embargo, hacerlo exige un cambio radical del modelo de negocio que Pemex ha desarrollado en los últimos años.
En pocas palabras, ese modelo se basó en fuertes inversiones en refinación que requirieron de aportaciones cuantiosas del gobierno federal debido a que la filial Pemex Transformación Industrial (PTI), que es la que maneja la refinación, ha perdido dinero de manera sistemática en los últimos años.
Se invirtieron (o se van a invertir) cerca de 20 mil millones de dólares en la construcción de una nueva refinería y algunos cientos de millones más en la reconfiguración de las refinerías existentes, así como en el control accionario de la refinería de Deer Park.
Los recursos no son infinitos. No alcanza para todo.
Si se pretende que Pemex tenga capacidad para invertir en el desarrollo de energías alternas, tendría que cambiar radicalmente el énfasis y probablemente cerrar algunas de las refinerías más ineficientes.
Pero ya dijo AMLO, casi como advertencia y ratificó ayer Sheinbaum: “Nada de cerrar refinerías”.
Si, efectivamente, la candidata de Morena se convierte en presidenta de la República a partir del 1 de octubre, tendrá un dilema.
Lograr que México avance en la transición energética requiere cambiar la forma en la que hoy operan Pemex y CFE.
Y eso implica echar para atrás varias de las estrategias aplicadas por AMLO en su gestión.
Como en pocos ámbitos, en el de la energía, una posible confrontación de visiones podría darse muy rápidamente.
Cuando se trata de hacer listados de propuestas para un proyecto de gobierno, parece que todos los objetivos pueden compatibilizarse. Cuando se manejan empresas públicas del tamaño de Pemex o CFE, es claro que no.
¿Seguiríamos con la misma estrategia de esta administración aun a costa de que las finanzas públicas tengan una sangría constante de recursos por el apoyo a Pemex o realmente se cambiarían las prioridades, aunque tenga que modificarse lo hecho en la administración de AMLO en el ámbito energético?
Creo que este dilema sería ineludible.