La guerra en Ucrania y la amenaza del presidente ruso, Vladímir Putin, es más real que nunca. El inicio de una nueva era a la que se refirió el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, tras el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, hace dos años, ha quedado reflejado este jueves en los planes presentados por el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, para reestructurar el ejército con el objetivo de que esté “preparado para la guerra”. El Gobierno, una coalición de socialdemócratas, verdes y liberales, baraja también la idea de responder al aumento de la tensión geopolítica global con la reintroducción del servicio militar obligatorio, que estuvo vigente hasta 2011.
Además de los ejércitos de tierra, aire y mar, Alemania contará en el futuro también con una cuarta fuerza armada dedicada a la ciberseguridad y a la seguridad de la información (CIR), que estará especializada en guerra electrónica y operaciones cibernéticas, reconocimiento y protección de infraestructuras electrónicas. Con esta medida, el país europeo busca estar mejor preparado para hacer frente a la amenaza de una guerra híbrida, que incluye desinformación y división, y de la que llevan tiempo alertando desde Berlín, en especial después de que Rusia filtrara una conversación entre altos mandos de las Fuerzas Armadas alemanas.
“Las cuatro ramas del ejército estarán bajo un mando operativo unificado que asumirá la planificación y la dirección de forma centralizada”, ha anunciado Pistorius en la presentación en Berlín de la nueva estructura. Esta surge del resultado de un análisis de todas las necesidades del ejército llevado a cabo durante cinco meses y deberá ponerse en marcha en un plazo de seis meses.
Pistorius quiere actuar contra las estructuras duplicadas que se obstaculizan y frenan mutuamente, y conseguir que las Fuerzas Armadas sean “más ágiles, rápidas y más aptas para la guerra”. Se trata, como ha indicado, de hacer cambios para tener un “ejército de la nueva era”, algo que se ha convertido en el principio rector del Ministerio de Defensa, como refleja el hecho de que en el documento interno aparezca ese término en al menos 16 ocasiones, como señaló hace unas semanas la televisión pública alemana ARD.
Hasta ahora, las Fuerzas Armadas disponían de un mando operativo en Schwielowsee, cerca de la ciudad oriental de Potsdam, para la planificación y el control de misiones en el extranjero, como en África Occidental o ahora con la fragata Hessen en el mar Rojo. Además, se creó un mando territorial para la defensa nacional en Berlín, donde también se desarrolla un plan operativo para la defensa nacional de Alemania (Oplan). Ambos organismos tienen tareas muy diferentes, pero también algunos posibles solapamientos. Los dos van a unirse ahora bajo un mismo mando operativo unificado.
La futura estructura debe responder también al “nuevo viejo desafío” de la defensa nacional, según el ministro de Defensa. “La situación de amenaza en Europa se ha intensificado. Estamos afrontando los retos resultantes”, ha explicado Pistorius, acompañado del inspector general del ejército, Carsten Breuer. “Nuestro objetivo común es reestructurar el ejército alemán de modo que esté óptimamente posicionado, incluso en caso de emergencia, en caso de defensa, en caso de guerra”.
“Todo el mundo debe tenerlo claro: estamos defendiendo a nuestro país y a nuestros aliados. A nadie se le debe ocurrir la idea de atacar el territorio de la OTAN”, ha agregado el político socialdemócrata, para después enfatizar que esta reforma de desprender “credibilidad y veracidad”, en línea con las medidas disuasorias que defiende Berlín.
Reactivación del servicio militar obligatorio
Estos planes se enmarcan dentro del objetivo del Gobierno de Scholz de modernizar sus Fuerzas Armadas —sus miembros se lamentaban a menudo del mal funcionamiento o averías en los carros de combate, aviones y buques de guerra— para lo que ya se aprobó hace dos años un fondo especial de 100.000 millones de euros. Pero, además, Pistorius ha explicado que la nueva estructura también estará preparada para la posible reintroducción del servicio militar obligatorio. “En todas nuestras consideraciones, hemos tenido en cuenta esa posibilidad, independientemente de cómo se organice”, ha afirmado. “Pero eso no significa que las estructuras no funcionen sin él”, ha apuntado.
Con el fin de la Guerra Fría y la reunificación de Alemania en 1990, el país fue reduciendo su contingente militar, desde el medio millón de soldados hasta los cerca de 181.000 de la actualidad. El ejército sufre, además, el cambio demográfico: la plantilla envejece y no hay suficientes trabajadores cualificados para reemplazarlos. El objetivo es aumentar significativamente el número de efectivos en los próximos siete años para contar con más de 200.000 en activo, más otros 60.000 en la reserva en 2031. La realidad, sin embargo, es que lo único que sigue aumentando es el número de vacantes.
Durante décadas, los jóvenes tanto de la Alemania del este como del oeste fueron llamados a filas. La mili obligatoria siguió vigente tras la reunificación, incluso después del final de la Guerra Fría, hasta que el Parlamento alemán lo suspendió en 2011, después de 55 años. Sin embargo, su fundamento jurídico en la Constitución se mantuvo. Según la legislación vigente, el servicio militar obligatorio se puede reanudar en caso de un aumento de las tensiones y de la necesidad de defenderse. La activación de un nuevo modelo deberá ser acordada por el Gobierno alemán y aprobada por el Parlamento, algo que también ha recordado este jueves el ministro.
Ante esta situación, Pistorius ha informado que a mediados de este mes tendrá el resultado del análisis que se está llevando a cabo sobre posibles modelos para esta reintroducción, y que están basándose principalmente en los de países escandinavos. El llamado “modelo sueco” es el que está siendo estudiado más de cerca por los expertos alemanes en defensa. El propio Pistorius viajó recientemente a Suecia para informarse sobre el sistema. Allí, hombres y mujeres reciben un cuestionario al cumplir los 18 años y, en función de sus respuestas, son invitados a un examen físico y luego, en algunos casos, llamados al servicio militar. Se trata de asignarles todo tipo de tareas civiles y militares en función de sus necesidades y capacidades. Muy pocos están realmente en servicio activo. El sistema tiene la ventaja de que puede ampliarse o reducirse muy rápidamente en función de la situación de seguridad.
Tras dos años de guerra, los alemanes han ido cambiando poco a poco su opinión sobre una posible reactivación de la mili. Han pasado de estar un 52% en contra de la misma y un 45% a favor, según una encuesta realizada por el instituto demoscópico Forsa de febrero de 2023, a estar un 52% de los ciudadanos a favor del servicio obligatorio, un 43% en contra y un 5% no expresa ninguna opinión.