En el envilecido tiempo de canallas (Lillian Hellman dixit) que vive México, cuando lo sucio de toda guerra permea y apesta la contienda preelectoral, la esposa del presidente López Obrador apagó la hoguera que levantó la canallesca difusión del video del alcoholizado y bochornoso comportamiento que hace un año protagonizó ese joven (tenía 26 años) a las puertas de un antro.
Nada casual es que el balconeo del incidente saturara las redes en vísperas del debate, pasado mañana, de los candidatos a la Presidencia, con el evidente propósito de que Xóchitl llegara con una daga en el corazón.
Por fortuna, sin embargo, como puntadas en la herida, Beatriz aplicó los primeros auxilios con tal destreza que no se requerirá mayor tratamiento, y por lo mismo vale mucho la pena reproducirlos:
Defiendo y defenderé el derecho que tienen los familiares de políticos a ser respetados en su persona y vida privada.
Por más que quieran vincular (de un lado a otro) a los consanguíneos para beneficiar o perjudicar a alguien por cuestiones políticas, el problema no es con ellos. Los padres, los hijos, los familiares NO somos responsables de los actos de ellos, solo de los nuestros. Cuando somos mayores de edad, cada cual también debe ser consecuente de los suyos.
Los niños y menores están todavía más aparte. Es abominable que ataquen a estos últimos.
Los errores, las equivocaciones o delitos de alguien de la familia, así como sus aciertos, victorias o magnanimidades, no son transferibles ni hereditarias, creo, en ningún lugar del mundo. En México, segura de que no.
Un favor a los políticos en campaña y a sus equipos: jueguen limpio. Quizá es mucho pedir. Pero como mexicana rechazo que los familiares sigan siendo ‘daños colaterales’.
Saludo y abrazo a Juan Pablo como adulto, igual que yo, lo que tengas que corregir que te lo dicte tu propia conciencia, como debe ser. Que te vaya bien en la vida es mi deseo.
Reciban todas estas víctimas mi solidaridad. ¡Basta!
PD: Bloqueo automático al grosero, al que falte al respeto, al ‘robot’ y en general al que se quiera ‘pasar de lanza’.
Madre agraviada también con el buleo y otras miserables agresiones en las ex “benditas redes sociales” contra su menor hijo Jesús Ernesto López Gutiérrez —quien el próximo 23 de abril cumplirá 17 años—, la señora entendió, como nadie más en la cancha del oficialismo, la vileza de exhibir a Juan Pablo en una actitud que solo a los imbéciles escandaliza.
Bien que Xóchitl le expresara su agradecimiento y qué bueno que por boca de la candidata misma (y desde hace mucho) se sepa del problema ya superado de su hijo, como también de la pena que arrastra por el encarcelamiento (desde hace 12 años y sin haber sido juzgada) de una hermana bajo el cargo de secuestro...