El presidente López Obrador se quejó ayer de lo “ambiguo” de la posición de Estados Unidos y Canadá frente a la irrupción policiaco-militar en la embajada mexicana en Ecuador y su reclamo fue de inmediato satisfecho por el consejero de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan:
“Condenamos esta violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, incluyendo el uso de la fuerza contra funcionarios de la embajada”, dijo, e informó que pidió a Ecuador trabajar con México para encontrar una solución a la disputa.
La recriminación de AMLO hace recordar la que le hizo a su gobierno la embajadora de Israel, Einat Kranz, a propósito del abominable ataque de Hamás que desató la guerra en Gaza:
“Nos hubieran gustado pronunciamientos más fuertes de México a favor de Israel”, expresó cuando habían pasado más de dos meses desde el asesinato de mil 400 israelíes y el secuestro de otros 250 por parte de los terroristas.
La posición que el Presidente fijó entonces fue de “neutralidad”.
“Nosotros respetamos la neutralidad. Respetamos la decisión de México de no tomar partido, aunque nos hubiera gustado ver algunos pronunciamientos más fuertes en favor del derecho de Israel de defenderse, de defender a sus ciudadanos y de una condena a los actos terroristas”, declaró Kranz.
López Obrador, sin embargo, ha mantenido su “neutralidad” sin hacer suyas las críticas a Israel que, como Chile, Bolivia y Colombia, ante la matazón en Gaza, rompieron relaciones con el Estado judío.
Unas de cal, otras de pena, las reacciones al sainete México-Ecuador van del no me ayudes, compadre con el “solidario” rompimiento de relaciones con Ecuador del tirano Daniel Ortega, al inesperado gesto del presidente de Argentina, Javier Milei, a quien AMLO, en una de sus ráfagas injerencistas, definió despreciativamente como “facho”, y aquél le reviró: “Ignorante”.
Al día siguiente del asalto a la embajada, el gobierno mileista emitió un comunicado irreprochable:
“La República de Argentina se une a los países de la región en la condena a lo sucedido anoche (viernes 5 de abril) en la embajada de México en Ecuador…”.
Una semejante posición adoptaron los también agraviados gobiernos de España, Panamá y Perú, que con distintos pretextos y sinrazones han sido vituperados por AMLO.
Y lo mismo ha sucedido también con la Organización de Estados Americanos, a cuyo secretario general, Luis Almagro, el presidente de México ha ofendido, al igual que a los gobiernos representados en el Parlamento Europeo.
En medio del embrollo, en reunión virtual extraordinaria con los cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la titular de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, medio desinfló lo que se ha vendido como sólida convicción del gobierno mexicano sobre el ex vicepresidente de Ecuador capturado en la sede violada:
“Yo no puedo adelantar, pero sí quiero decir que México ha revisado a profundidad y encontró indicios de que Jorge Glas es o podría ser un perseguido político…”.