Todos trataron de influir y se metieron de más o de menos, pero ninguno se apropió de tantos recursos del estado para ponerlos abiertamente al servicio de sus diseños electorales como el de López Obrador.
Empezando por los llamados programas sociales, que no son sino dinero en efectivo, el abuso es grande.
Según María Amparo Casar, la Secretaría del Bienestar paga el sueldo de 19 mil 293 de los llamados Servidores de la Nación: 294 millones de pesos mensuales, 3 mil 536 millones de pesos al año.
Los Servidores de la Ración cobran en el gobierno, pero en realidad son las brigadas de activismo territorial de Morena. Son cuadros de Morena.
Su mensaje fundamental es que el dinero que reciben los beneficiarios de los programas sociales viene del Presidente, y que si quieren conservarlo deben votar por Morena.
Estamos hablando del reparto de unos 700 mil millones de pesos en 2024, y de una promesa de ampliación futura. Para hacer creíble esta oferta de futuro, el Presidente anunció el pago anticipado de programas sociales en marzo, antes de las elecciones. Si entiendo bien hubo un traslado para adultos mayores de 12 mil pesos por hogar.
Fentanilo electoral puro y duro.
El dinero de los programas sociales son una pequeña parte de lo que el actual gobierno ha desviado del presupuesto en estos años en servicio de su causa.
Según Leonardo Núñez, los recursos del presupuesto desviados ilegalmente respecto de lo asignado por el Poder Legislativo son cerca de la quinta parte del presupuesto de cada año, un total sexenal de 5 millones de millones de pesos.
Mucho de ese dinero se habrá ido a pagar obras locas y mal planeadas. Pero si alguien cree que esos fondos no han ido también a Morena y a sus operadores electorales, no ha entendido nada de la obsesión mayor de AMLO: inclinar la cancha electoral a su favor para que nadie pueda volver a ganarle.
No hay otro rey del cash en esa cancha.
(Los textos de Casar y Núñez en la revista Nexos de abril: “Cancha dispareja”).