La candidata Claudia Sheinbaum ha incurrido en un dislate al decir:
“No es cierto, es falso de que si no se trabaja entonces no se puede tener un buen nivel de vida. Eso es el discurso del pasado. Aquí el gobierno, el Estado mexicano tiene que apoyar”.
Creo que estaba tratando de decir una cosa más compleja: que el Estado puede atenuar las desigualdades que genera el mercado, que los pobres pueden obtener bienes públicos del Estado sin haberlos financiado con su trabajo.
Pero no es eso lo que dijo la candidata, sino que se puede tener “un buen nivel de vida” sin trabajar, porque el Estado “tiene que apoyar”.
Creer lo contrario es un “discurso del pasado”.
Lo dicho por la candidata es un absurdo esférico.
Los únicos que pueden vivir bien sin trabajar en una sociedad son los que son suficientemente ricos para vivir de sus rentas. Los demás, no.
A menos que Sheinbaum piense que viven bien los que reciben dinero de los programas sociales del gobierno.
No. Por definición, no viven bien, por eso necesitan ayuda. Y, después de la ayuda, siguen viviendo precariamente.
Este gobierno no ha ayudado a quienes viven peor y más lo necesitan. A los pobres extremos. Los pobres extremos son más ahora de lo que eran en 2018.
Los pobres más pobres no mejoraron en este sexenio. Los ricos más ricos, en cambio, mejoraron como nunca, según las cifras de Oxfam.
No hubo en estos años ningún traspaso visible de la riqueza de los más ricos a los más pobres.
Los que sí viven bien del Estado son los que ganan buenos sueldos en el gobierno o forman parte de la corrupción del gobierno.
El dinero que el Estado reparte a los que no trabajan viene de los que sí trabajan. Si nadie trabaja, nadie puede vivir bien, ni mal: sin trabajo no hay vida, no hay riqueza, no hay impuestos, no hay Estado.
Proponer un mundo donde el Estado puede hacer que tengan un “buen nivel de vida” los que no trabajan es proponer un absurdo esférico.
Porque el Estado no vive de su trabajo, sino del dinero que toma (impuestos) del trabajo de su sociedad.
¿Si nadie trabaja, quién puede vivir bien? Nadie.