Suena el teléfono. Teresa, una vecina de la colonia Del Valle, responde al otro lado. Ella es una de las miles de personas afectadas por la contaminación del agua en la alcaldía Benito Juárez. Una empleada del Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex) comienza a hablar:...
“Debido a la instrucción del doctor Martí Batres, y como ya comentó el pasado 19 de abril en conferencia de prensa, el agua de las colonias de Benito Juárez es totalmente limpia y es segura para ser consumida”, se escucha decir a la trabajadora. La señorita sigue hablando y recita de memoria las instrucciones que tiene que darle a la vecina: “De la toma principal, la llave de la calle a su edificio, la va a abrir, va a dejar correr el agua 15 minutos y posteriormente usted puede recolectar una muestra en un vaso de vidrio y checar que no tiene ningún olor y que es transparente, de esa manera puede seguir su suministro de manera normal”, concluye.
Teresa, que lleva tres semanas sufriendo el problema de la contaminación y abasteciéndose con agua embotellada, responde con incredulidad:
“¿Me está diciendo que tenemos que abrir la llave sin ningún estudio serio que nos garantice que todo el contaminante que está en la red hidráulica ya se quitó?”.
A lo que la trabajadora responde:
“Le comento que el jefe de la ciudad, Martí Batres, confirmó que el agua de las colonias afectadas de Benito Juárez es segura para ser consumida”.
Teresa insiste:
“Pero, ¿con base en qué nos dicen que el agua está limpia? ¿Hicieron algún estudio? ¿Lo van a compartir? ¿Lo van a subir?”
“Desconozco si van a compartir los resultados del estudio, lo que sí, en la conferencia de prensa el doctor Batres y el licenciado Carmona, del Sistema de Aguas de Ciudad de México, ya dijeron que se hicieron los estudios pertinentes y los pozos que abastecen a las colonias afectadas de Benito Juárez se les hizo el estudio y no tienen ningún contaminante. El pozo que fue contaminado, el de Alfonso XIII, ya fue cerrado y ya no va a suministrar a ninguna de las colonias”, agrega la trabajadora.
“Le agradezco su información, pero los vecinos no vamos a abrir la llave y vamos a seguir exigiendo que nos entreguen pipas hasta que no presente un estudio serio. No vamos a confiar en que el agua ya no huele y se ve clarita, eso no es un argumento serio para explicar que el agua está limpia, sobre todo cuando desconocen el contaminante que puede estar aún en la red”, contesta la vecina.
Esta conversación real es una de las cientos de llamadas y mensajes que están realizando organismos y dependencias de la Ciudad de México para anunciar a los afectados que ya pueden beber agua de la llave otra vez. Sin embargo, muchos de los vecinos insisten en denunciar que el suministro sigue con mal olor y aspecto turbio. Otros, como Teresa, han optado directamente por desoír los consejos de las autoridades y seguir abasteciéndose con camiones cisterna y agua embotellada. “Hasta que no nos digan cuál es el contaminante y cómo se elimina con el informe de un laboratorio certificado, no vamos a abrir la llave”, señala la vecina.
Han pasado tres semanas desde que saltaron las alarmas por la contaminación en el agua. Hasta la fecha, no existe un dictamen claro y público sobre qué sustancias la contaminan y tampoco se sabe cuál es la fuente de la contaminación ni cuáles han sido las tareas para controlar el problema. Ante el silencio de las autoridades, un grupo organizado de vecinos encargó un análisis independiente. Los resultados arrojaron que en el agua de tres colonias hay concentraciones de cloroformo, diclorobenceno, tricloroetileno, tetracloroetileno y bromodiclorometano, entre otras sustancias. Todas ellas tóxicas y cancerígenas.
La secretaria de Protección Civil de la capital, Myriam Urzúa, asegura en entrevista con este diario que “Sacmex va a colocar en su página los resultados realizados de los análisis realizados en el agua” y que se refutará con datos científicos las pruebas que apuntan a que la contaminación sigue en el agua. “Todo lo que se está haciendo, se está haciendo para volver a la normalidad y esta normalidad significa que la gente confíe y se de cuenta de que se están haciendo todos los esfuerzos para poder solucionar esto”, explica.
La secretaria explica que continúan las pesquisas para conocer el origen de la contaminación y que se mantienen todas las líneas de investigación, incluida la del sabotaje del pozo Alfonso XIII, clausurado el 10 de abril. “El pozo está cerrado y lo que estamos entregando a la población es agua pura y agua limpia y lo que queremos es ayudarles a hacer su limpieza de las cisternas. Se han sacado más de un millón de litros del pozo, comenta Urzúa y agrega: “Hay varias líneas de investigación abiertas para ir acercándonos a la respuesta para dársela a la población en cuanto la tengamos”.
Ante la pregunta de si es posible que la contaminación haya alcanzado el acuífero, la secretaria lo descarta categóricamente. Otros expertos, sin embargo, consideran posible que las sustancias hayan alcanzado otros pozos al conocer que se encontró contaminante a más de 100 metros de profundidad en el pozo Alfonso XIII.
En el parque Alfonso Esparza Oteo, en la colonia Nápoles, el Gobierno de la capital ha instalado un puesto de mando desde el que reparte garrafones a los afectados y atiende peticiones para limpiar cisternas y tinacos. Más de 900 servidores públicos se han movilizado las últimas semanas para trabajar en las labores de atención y limpieza. El Gobierno de Martí Batres informó hace unos días de la caída en la demanda de garrafones y pipas: “Bajó sustancialmente la solicitud de garrafones de agua porque muchas familias ya están utilizando el agua de la red”, dijo el jefe de Gobierno y dio el dato de que la solicitud de garrafones ha caído un 80%. “Muchas cisternas ya se están llenando con agua de la red y ya están limpias. Entonces eso está haciendo que baje la demanda, eso es un indicador muy importante”, agregó.
Urzúa comenta que los puestos del parque Esparza Oteo, en la colonia Nápoles, y el de San Lorenzo, en la colonia Tlacoquemécatl, se mantendrán hasta el domingo de esta semana, fecha en la que se volverá a valorar si mantienen el servicio, se reducen o lo retiran por completo. “Dependerá de la demanda de la gente”, agrega la secretaria.
Una pantalla reproduce cada pocos segundos el mensaje que dio el coordinador de Sacmex, Rafael Carmona, el pasado 19 de abril: “De los 13 pozos que se encuentran en la zona, sin contar el pozo Alfonso XIII, los análisis de calidad de cada día, indican parámetros normales y ausencia de olor. O sea, el agua está limpia”.
Sin embargo, expertos consultados por este diario consideran fundamental que las autoridades hagan público qué contaminante tiene el agua. Sin eso, vecinos y empleados públicos y voluntarios continúan a ciegas. “Está bien limpiar el lugar donde se almacena el agua de consumo, pero si la fuente de agua sigue contaminada, esto no lo remedia”, señalaba el investigador y Premio Nacional de Química Miguel Ángel Méndez, de la Universidad de las Américas de Puebla (UDLAP), en una entrevista con este diario. “Que el agua se vea transparente y sin olor no significa que no esté contaminada”, agrega Pablo Morales, candidato a doctor del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico (Cinvestav) y experto en tratamiento de aguas residuales.
“No nos va a quedar más que suponer que el agua de los pozos está limpio”, dice Teresa. Como ella cientos de vecinos siguen con la misma duda y denuncian que el agua que les está llegando sigue teniendo olor, como es el caso de los vecinos de la calle Sebastián del Piombo 55, en la colonia Nonoalco. “A esto se suma la inconformidad de varios vecinos de otras colonias porque nos han enviado el recibo para cobrarnos, como si el agua hubiera llegado potable”, protesta Elí Bucio.
Ante la falta de datos oficiales y el silencio de las autoridades, abrir la llave en la Benito Juárez se ha convertido en un acto de fe.