Hubo también apoyo soterrado no para el candidato del PRI, José Antonio Meade, sino para López Obrador. En estados que tenían gobernadores priistas hubo votaciones favorables para López Obrador muy superiores a su promedio nacional de 53%. En Tlaxcala obtuvo 70% del voto. En Sinaloa, 68%. En Oaxaca, 65%. En Guerrero, 63%. En Campeche, 61%. En Hidalgo 60%. En Sonora, 59%.
Además de acusar falsamente a Anaya y de inducir o soltar a los priistas para que votaran por López Obrador, Peña dejó que éste se apropiara de la Cámara de Diputados.
La coalición de partidos obradoristas Juntos Haremos Historia obtuvo 43.6% de los votos para la Cámara de Diputados, pero se quedó con el 61.6% de las curules: 308 diputados de 500, una sobrerrepresentación de 18% respecto de sus votos recibidos, 10% más de lo que permite la Constitución.
¿Cómo se hizo esta trampa? De la siguiente manera:
La ley de coaliciones electorales permite a los partidos coaligados registrar candidatos de un partido con las siglas de otro. Permite una simulación.
De los 220 triunfos de mayoría obtenidos por la coalición, 213 se explican por votos de Morena, pero 114 de esos triunfos se endosaron al PT (58) y al PES (56). ¿Para qué? Para que Morena tuviera menos triunfos por mayoría y pudiera obtener más diputados plurinominales: 85 de los 200. (La cámara se integra con 300 diputados por mayoría y 200 de representación proporcional).
Fue así como con 43.6% de los votos, la coalición Juntos Haremos Historia obtuvo 61% de las curules: 308. Morena empezó la legislatura con 196 diputados en septiembre de 2018, pero en abril de 2019, según los registros de votación de la Cámara, tenía ya 257, seis más que la mayoría absoluta. Sus diputados, electos con las siglas del PT y el PES, cruzaban el pasillo del recinto legislativo y se pasaban a la bancada de Morena.
Muy hábil todo, muy astuto, muy anticonstitucional.
Peña ni chistó. Había decidido regalar el poder a cambio de impunidad. (Ver “El otoño del presidente”, en aguilarcamin.com).