La presión de los estudiantes estadounidenses pone a Biden ante el dilema de apoyar a Israel o contentar a parte de su electorado

Los manifestantes mantienen un pulso con las autoridades académicas y policiales que está alcanzando dimensiones históricas en un país que, independientemente de si la Administración es demócrata o republicana, viene apoyando sin apenas reservas a Israel. Nombres como Columbia, Harvard, Yale, Emory o Emerson figuran entre los más de 20 campus que organizan movilizaciones que están galvanizando a la sociedad estadounidense. A diferencia de otras protestas masivas vividas recientemente en EEUU como el Black Lives Matter —a raíz del asesinato a manos de la policía de George Floyd en 2020— o bien Occupy Wall Street —motivada en 2011 por la situación generada en el país por la crisis económica—, esta no se fundamente en un asunto interno sino en una inaceptable situación en Oriente Próximo de la que los manifestantes consideran en parte responsable a su Gobierno.
Para encontrar una movilización similar habría que remontarse casi 40 años atrás, cuando la indignación mundial ante el régimen del apartheid sudafricano sacó de las aulas a los estudiantes de EEUU. La diferencia reside en que ahora el país se encuentra sumido en una guerra cultural y en una polarización política sin precedentes que ha sido aprovechada por el populismo ultraconservador, cuyo máximo exponente es el expresidente Donald Trump, y que amenaza con dividir las filas demócratas a pocos meses de las elecciones presidenciales de noviembre.