Según la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19, hubo en México 808 mil 169 muertes en exceso.
300 mil pudieron evitarse con un manejo responsable de la pandemia.
La pandemia dejó 215 mil niños huérfanos de padre, madre o de ambos. 310 mil perdieron a la persona que se encargaba de su hogar.
Con sólo 7.3% de la población del país, Ciudad de México registró 24% de las muertes.
En Ciudad de México la esperanza de vida al nacer bajó 9.2 años, más del doble de la media nacional, que cayó 4 años.
95% de los fallecidos murió en soledad.
La consigna “Quédate en casa” hizo que miles llegaran tarde a los hospitales; 60% de los enfermos terminó en consultorios y farmacias privadas.
44% de los hospitalizados murió, frente a 10% o 15% de otros países.
Murieron 4 mil 843 profesionales de la salud tratando de salvar la vida de otros. En ningún otro país murieron tantos.
La tasa de mortalidad materna se disparó 59% entre 2019 y 2021. La tasa de defunciones perinatales aumentó 18%.
La carencia de acceso a servicios de salud pasó de 16% de la población en 2018 a 39% en 2022.
Se dio una privatización de facto de la salud: en 2018, 43% se atendía en el sector privado; para 2021 era 57%.
El gasto promedio de los hogares en salud aumentó 38% entre 2018 y 2022.
En el decil más pobre de la población el aumento de su gasto en salud fue de 74%. Los pobres fueron los más afectados.
Un millón de negocios cerró definitivamente. 10.6 millones de trabajadores perdieron su empleo.
Para octubre de 2022 sólo se había puesto el esquema completo de vacunación covid-19 a 62% de la población.
Al final de 2022, el 100% de los niños menores de 5 años estaba sin vacunar contra el covid-19.
Estos son algunos de los datos de la autopsia que se ha hecho sobre el luto vivo de los mexicanos.
Increíble el silencio sobre esta tragedia.
(Una numeralia más completa en Ciro Murayama, El Financiero, 1/5/24).