Los Pinos convertido en un museo de rencores
-Ahhh, miiiiiren, sí, me acuerdo… Esto es cuando Calderón quemó a los niños de la guardería –dice en voz baja el padre de familia a su esposa y dos jóvenes que parecen ser sus hijas.
Se hace un silencio. Acercan sus caras a un cuadro del “Códice FMI”, expuesto como “una apropiación del Códice Mendoza” en la casa Miguel Alemán de la exresidencia presidencial de Los Pinos.
El señor de lentes, tez morena, robusto y de mediana edad, apunta a una imagen con el dedo índice, la contempla: “Calderón privatizó Mexicana de Aviación, y Andrés Manuel la recuperó, ya, ya, ya está volando”, le dice a sus acompañantes como quien narra asombrado la proeza de un semidiós de la mitología griega.
Sábado a mediodía, en Los Pinos hay mucha gente y un vientecillo de historia recorre los árboles, los prados, se cuela por las puertas de las residencias Miguel Alemán, Lázaro Cárdenas, y por algunas ventanas rotas de la residencia Adolfo Ruiz Cortines.
Los visitantes observan, fotografían y comentan sin gritos y hasta con algo de solemnidad en sus expresiones.
El lugar impone, todavía, cierto respeto, a pesar de la intención explícita de mostrarlo como una cueva de sucesivos Alí-babá.
Veo sólo un cuadro roto, por descuido pues se trata de una pequeña reliquia de la época colonial, y los cristales en el piso que nadie se ha ocupado de recoger.
Los muros junto a la escalera de la casa Miguel Alemán tienen pintadas frases, arengas que nos hacen sentir en un país socialista: “Honestamente, somos la diferencia”. “Para recuperar el progreso, primero tu economía familiar”. “Orgullo y compromiso, seguimos avanzando”. “Que los jóvenes tengan trabajo es defender a México”. “Seguridad en tu futuro”. “Para un mejor compromiso”. Y en grande, sin necesidad de poner quien lo dice: “Tú ya me conoces… te serviré con el corazón”.
La exposición “¿Hecho consumado?” nos lleva al segundo piso de la casa donde vivían los presidentes de México. En una de las recámaras el Códice FMI explica “la instrumentación del modelo neoliberal en México”.
Veo un cuadro, a manera de códice, en el que está una mujer indígena que lleva el nombre de Rosario Robles, en el momento en que le entrega un ramo de flores, que son fajos de billetes, al jefe indio sentado como se pintan a los tlatoanis. Es Enrique Peña Nieto.
Explica el cuadro: “Una investigación revela que la casa en donde vivían el presidente y su esposa es de una empresa beneficiada por contratos del gobierno federal”, y “entre los años 2012 y 2016 la riqueza del presidente Enrique Peña aumentó un 60%”.
En la segunda línea de imágenes y junto al nombre de la empresa Higa, dice: “Mientras, la mitad de los mexicanos vivía en pobreza laboral”.
Otro cuadro del códice tiene en el centro la silueta de un águila negra. En torno a ella aparecen pintados indígenas que llevan los nombres de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Pedro Joaquín Coldwell, Francisco Labastida, Jaime Serra Puche, Manuel Camacho Solís y otros personajes que son separados con una raya de la parte baja del cuadro en la que guerreros aztecas asesinan con una pistola a Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu.
Hay un cuadro que tiene, en la parte superior, la pirámide de los sacrificios humanos, desde la que caen indígenas decapitados ante la mirada de Carlos Salinas que tiene encima suyo el rostro de Miguel de Madrid, y hacia abajo una lista: Banco de Comercio, Banamex, Cremi, Fertimex, Teléfonos Mexicanos, Compañía Minera Cananea, Comermex…
Junto hay un cuadro en el que el expresidente Salinas, vestido de indígena, observa a dos guerreros aztecas que llevan por nombre Estado Mayor Presidencial y trasladan a Luis Donaldo Colosio con una soga al cuello. Atrás de ellos, en cuclillas, Mario Aburto y Othón Cortés.
Ernesto Zedillo tiene un cuadro especial para él en este Códice de Mendoza adaptado en Los Pinos como “Códice FMI”, que se presenta “como reflejo de una nueva colonización en América Latina, a partir de las condiciones que impone el FMI a los países que otorga créditos”.
Ahí está Zedillo, con vestimenta prehispánica, de lentes, y los dibujos ensangrentados de Aguas Blancas y Acteal, más pinturas que dicen: reforma al IMSS, aeropuertos, ferrocarriles, energía.
Y debajo de ese cuadro, otro que tiene una gran piel de jaguar con una leyenda clavada en la boca: Fondo Bancario de Protección al Ahorro. En la parte baja: “600 mil millones de pesos en intereses para rescatar a los millonarios exprés de Salinas. A la fecha, cada mexicano debe 80 mil pesos si se pagara hoy”.
Destaca un cuadro del expresidente Calderón pintado como tlatoani, sentado sobre sus pantorrillas, acompañado de un guerrero azteca que lleva grabado el nombre de García Luna, que sostiene dos metralletas cruzadas.
Y pinturas en llamas: la guardería ABC, Iberdrola, la leyenda de 270 mil muertos y 70 mil desaparecidos. Reservas de la biósfera cedidas a privados.
A los visitantes a la casa Miguel Alemán de Los Pinos les llama la atención una sala dedicada a un “Lienzo de Felipe”, basada en el Lienzo de Quauhquechollan.
Muy visitada es la exposición con óleos sobre telas acerca de “La muerte de Colosio”.
Y, en otra sala, un cuadro que, dice, explica los “esquemas de corrupción en México”.
Eso lo contaremos en la columna de mañana, en que seguiremos el recorrido por el Centro Cultural Los Pinos (CCP).